Reza un refrán deportivo que los aficionados conocedores huelen los grandes partidos. Por lo visto, unos 8 mil seguidores de los Rayados percibieron ayer un tufo desagradable antes del juego de ida de los Cuartos de Final y optaron por quedarse en casa.

En la plaza más taquillera del futbol mexicano, el Monterrey convocó apenas a 25 mil 897 aficionados al Estadio Tecnológico (cifra oficial) en su regreso a las Liguillas tras una ausencia de dos torneos. Una asistencia "récord" en la historia del club albiazul en torneos cortos, largos y medianos.

En las tribunas de las secciones de Numerado, Palcos VIP hubo centenares de asientos vacíos. La derrota ante Pumas del pasado domingo, la ausencia en la cancha del goleador Dorlan Pabon y de remate el aumento de precios en los boletos desencantaron a un buen número de hinchas rayados.

Los fieles aficionados que se dieron cita en el Tec se mantuvieron en actitud pasiva los primeros 20 minutos del partido y sólo los cánticos de La Adicción evitaban escuchar los gritos del técnico de los Rojinegros, Tomás Boy, a sus jugadores.

De pronto se escuchó un silbatazo que rompió con la monotonía y provocó la reacción del público. Una mano dentro del área de Luis Gerardo Venegas provocó un penal a favor del Monterrey.

Humberto Suazo se encargó de cobrar la pena máxima. La concurrencia alistó sus celulares para grabar el primer momento de alegría. Por unos instantes creció la ilusión de ver un renacimiento de los Rayados, pero...

"El Chupete" voló su disparo y la reacción en las tribunas fue una prolongada exclamación de "¡Ahhh!".

Más tarde, al minuto 35, Luis Neri Caballero terminó por darle la razón a aquellos que se ahorraron el pago de un boleto al duelo de anoche.

El paraguayo "espejeó" a Jonathan Orozco y lo sorprendió con un tiro de media distancia para marcar el solitario gol de la batalla.

Unos 30 seguidores del Atlas festejaron en una esquina el tanto de los Rojinegros. Luego vino un silencio sepulcral.

Fue tanta la decepción de la gente que ni siquiera tenía ánimo para comprar bebidas, fritos o tortas.

Un par de monumentales gritos de "Buuu" se escucharon al término de la primera parte y al final del partido.

El Monterrey da la impresión de estar desahuciado. Mucha gente olió a muerto desde antes del encuentro.