Una amenaza de asesinato, una apuesta entre los Presidentes de México y Estados Unidos y el inicio de la leyenda del Dos a Cero fueron parte de los ingredientes del duelo en Octavos del Mundial de 2002.

De cara al Playoff por la Confederaciones 2017, este sábado en el Rose Bowl de Pasadena, la MLS reconstruyó en su sitio de internet los episodios de aquel juego en Jeonju que le dieron a los estadounidenses el triunfo del que más se enorgullecen contra el Tri, y a los mexicanos una herida que aún no cierra.

"El peor comentario que he recibido en mi vida por parte de otro jugador ocurrió aquel día, por Luis Hernández. Probablemente merecía muchos de sus comentarios, pero ese se salió de toda proporción. Lo recuerdo claramente. En un punto estábamos platicando, mientras forcejeábamos, algo pasó, volteó y me dijo: 'Voy a encontrar a tu madre y la voy a matar'. Yo dije, 'wow', esto es más que un partido de soccer", refirió Landon Donovan, autor del segundo gol.

Mientras los estadounidenses percibieron arrogancia en los mexicanos desde la ceremonia protocolaria, algunos de los tricolores fueron más sensatos al poner en la mesa la posibilidad de una caída, pese a que llegaban como favoritos tras dominar a Croacia, Ecuador y contener a Italia en la Fase de Grupos.

"Mentalmente no fue fácil porque pensábamos en lo que pasaría si perdíamos, lo cual siempre es una posibilidad", aceptó Jared Borgetti.

El técnico Bruce Arena argumentó que jugó con un 3-5-2 no por temor, sino porque tenía varias ausencias y eso lo obligó a explotar las bandas. Claudio Reyna jugó por un costado. Le dijo que si algún día quería hacer algo por el equipo, ese era el momento; el estadounidense respondió con el desborde para el primer gol.

Al 28', Javier Aguirre hizo un cambio extraño al sustituir a Ramón Morales, el mejor de México, por Luis Hernández.

"Fue como si tiraran la toalla. Ellos sabían que estaban aterrados", comentó Arena.

Otros jugadores aceptaron que su apuesta era jugar con la sicología del mexicano. Se prendieron con el violento cabezazo de Rafael Márquez a Cobi Jones. El auxiliar técnico estadounidense Dave Sarachan lo confirmó.

"Tu reacción inmediata es de odio, pero al ver que no había una lesión mayor el siguiente sentimiento fue: 'los tenemos, los tenemos. Nos metimos a su piel. Los tenemos".

Luis Hernández aceptó que pasó mucho tiempo antes de digerir el triunfo. El mediocampista Pablo Mastroeni reveló otro episodio.

"Una vez que obtuvimos la clasificación, recibimos una llamada del presidente Bush y nos dijo que él había ganado una apuesta al presidente mexicano. Eso me hizo poner las cosas en perspectiva. Lo que sea que haya pasado antes de ese partido era irrelevante", expresó.