Nacieron prácticamente al mismo tiempo, pero hoy sus vidas son muy distintas.

Mientras Alejandro Palacios está hoy a las puertas de debutar con el Tri, su hermano Marco está entrenando con la Segunda División de Pumas.

Esto es parte del ocaso que ha vivido el "Pikolín" defensa en el último año, un desenlace que ni él mismo se esperaba luego de renovar contrato con el club en diciembre del 2013.

Tras extender su estancia con los universitarios, el zaguero se jacto del hecho y afirmó que se iba a retirar ahí, pero para el 2015 fue prestado a Monarcas, donde jugó apenas 9 duelos de Liga en el año.

Al terminar el préstamo, Palacios se sentía seguro de reclamar su lugar en Pumas, pero fue informado de que no entraba en planes y puesto transferible; Tapachula del Ascenso MX le ofreció un contrato pero lo rechazó.

Ahora, el defensa de 34 años acude a La Cantera para entrenar con jóvenes de 19 a 25 años, rutina que le espera por lo menos la mitad del 2016, y de no encontrar equipo, todo el año, tiempo que le resta de contrato.

Como todo un novato, Palacios atiende las indicaciones del cuerpo técnico de la categoría y participa en los interescuadras, lo más cercano a jugar futbol, pues no está registrado en la Liga Premier de la Segunda División.

Una vez acabada la sesión, el futbolista se aparta del grupo y trota por momentos antes de irse por la ruta más larga al vestidor a cambiarse.

Si hay otro lado de la moneda al que vive Alejandro Palacios, ese es el de su hermano, quien una vez presumió un lugar seguro en Pumas y ahora apenas puede utilizar sus instalaciones para mantenerse en forma.