Aplacan emoción con la igualada
Marco Almaraz México, Monterrey (30 octubre 2016)
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  • Las gigantescas mantas y los aplaudidores decoraron el Estadio Universitario previo al Clásico Regio.
    FOTO: Antonio Ordaz
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  • Cerca de 3 mil seguidores, en su mayoría integrantes de La Adicción, caminaron desde la Monumental.
    FOTO: Julio Salazar
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  • El Gobernador de NL presenció el Clásico con su familia.
    FOTO: Julio Salazar
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  • Nada está dicho
    Empatan 1-1 Tigres y Rayados en Clásico 109, resultado que le afecta más al Monterrey.

Los empates no suelen dejar satisfechos a los aficionados, por más justificados que sean. Menos en un Clásico Regio en el que las expectativas de Tigres y Rayados eran tan altas.

De ahí que de las tribunas del Estadio Universitario no surgiera una aclamación hacia los felinos y de que en la cancha el técnico rayado Antonio Mohamed le diera una patada al pasto cuando escuchó el silbatazo final del árbitro Fernando Guerrero.

¿No habrá forma de que algún patrocinador se anime a dar un trofeo en los Clásicos para que siempre haya un ganador, con la emoción de los penales?

Porque al menos el "derbi regio" de ayer no desató las sensaciones esperadas con el 1-1.

De la agresividad verbal que rodeó al Clásico en la semana previa, Tigres y Rayados pasaron ayer a un "diplomático" toma y daca, sobre todo en los últimos minutos de la segunda mitad, en la que el balón se trasladaba en segundos de portería a portería.

La afición auriazul, que estuvo muy ocupada con sus cánticos ofensivos hacia el Monterrey, contuvo el aliento en la primera parte cuando Yimmi Chará estrelló un tiro en el poste.

Pero cerca del final del primer tiempo Ismael Sosa resorteó dentro del área y con un espectacular remate de cabeza electrizó a una multitud deseosa de ver a su archirrival eliminado de toda posibilidad de acceder a la Liguilla.

El anhelo auriazul casi se cumplía cuando José María Basanta empujó a Sosa ya en la parte complementaria. El jugador y el público gritaron penal, pero el silbante le perdonó la vida al equipo de Mohamed.

Guido Pizarro, quien inició la mini-guerra verbal entre Tigres y Rayados, desvió minutos después un remate de César Montes. El portero Nahuel Guzmán ya no pudo reaccionar y el balón entró a la red.

El 1-1 le desencajó la mirada del Gobernador Jaime Rodríguez Calderón, fiel seguidor de Tigres, y alivió el rostro de Luis Miguel Salvador, quien vivió su último Clásico como directivo rayado acompañado de su esposa y del también directivo Tonatiuh Mejía.

Celebridades en el anterior torneo con sus respectivos equipos, como el francés André-Pierre Gignac y Carlos Sánchez, quedaron a deber.

"¿Papá, cuántos juegos lleva Gignac sin meter gol?", se escuchó preguntar a un niño al salir del "Uni". El uruguayo Sánchez, por su parte, dejó de ser "trending topic" hace ya varios meses entre la hinchada albiazul.

Cuando el Clásico terminó, el civismo imperó en la cancha. Pizarro fue a saludar a Mohamed, el portero Nahuel Guzmán charló amistosamente con Sánchez y "Ponchito" González hizo lo mismo con Hugo Ayala.

¡Cuánta caballerosidad!

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