El Territorio Santos Modelo se llenó de chivas.

Como no había sucedido en el Clausura 2015, el Estadio Corona registró una venta total de boletos para el juego de ida de las Semifinales, aunque en las tribunas los colores azul, blanco y rojo dejaron en evidencia el motivo.

Este Guadalajara que empezó peleando el descenso y que ahora busca el título de Liga, que no alcanza desde el Apertura 2006, se ha reconciliado con su gente.

Hasta en cuatro ocasiones la voz del sonido local agradeció a los aficionados que acudieron por su gran asistencia, aunque en algunas zonas, como la tribuna opuesta a las bancas, podían distinguirse más camisetas rojiblancas que albiverdes.

Quizá no les repartieron tantos aplaudidores como lo hicieron en las cabeceras del estadio, donde predominaron aficionados del Santos, pero su presencia fue notoria.

Se hicieron sentir en cada jugada peligro que generó el equipo dirigido por José Manuel de la Torre y que enmudeció por instantes al Corona, como también se lamentaron a grito abierto cuando un par de cabezazos de Jair Pereira fueron rechazados por Federico Marchesín.

Sin embargo, los laguneros, al fin mayoría, fueron más ruidosos. Una banda sinaloense recorrió todo el estadio, los tambores de las barras retumbaron y el grito "Dale, Guerreros" fue estruendoso.

En esta tierra no se le pide al Santos que sea campeón, se le exige.

"Santos, queremos la copa" se lee el mensaje, pero se debe hacer en tono de orden, porque al mismo tiempo hay aficionados que lanzan la advertencia con otra frase impresa en su playera: "Caixinha: el título o te largas".

Tras el empate, el partido terminó en sin problemas. Y del árbitro Fernando Guerrero, quien volvió al Corona, pasó la noche en paz, mientras su agresor Nicolás Ávila, sigue vetado.