No todos en el Estadio Hidalgo viven un ambiente festivo previo al Pachuca-Monterrey.

César López Pérez, aficionado del Pachuca y quien tiene 15 años, acudió al inmueble en busca de una oportunidad para entrar al inmueble y ver la Final de ida del futbol mexicano.

Desde los 8 meses, César quedó condenado a una silla de ruedas porque se le cayó a su mamá y se lastimó la cadera. Eso no impidió que al crecer apoyara a su madre Lucía vendiendo dulces en el Centro de Pachuca. Fue justo ahí cuando esta tarde un Policía municipal le prometió que lo vería a las 19:00 en una de las entradas del Hidalgo para regalarle un boleto.

Sólo por eso su mamá cerró su local en el que vende pan y lo llevó al Estadio desde la localidad La Loma, a media hora, pero aún no tienen éxito.

César ha rogado a los asistentes que le regalen un boleto y hasta ha llorado por una entrada para ver a su ídolo Omar González. 

En unos meses será operado de la cadera en el Hospital La Raza, confesó su madre Lucía, ya que son altas las probabilidades de que camine ahora que recibieron este beneficio pese a tener bajos recursos.

Mientras el niño ruega por una oportunidad para ver el partido y su madre lo protege de la lluvia con una capa de plástico, los aficionados de Monterrey tocan los bombos y entonan cánticos.

Los revendedores ofrecen hasta en 900 pesos los boletos que originalmente costaron 400, en la zona preferente. Y con esos precios y sin la llegada del policía benefactor, César ve alejarse su oportunidad de entrar a la Final.