Nació en noviembre, pero Francisco Lindor es una estrella de octubre.

El electrizante torpedero de Cleveland, que puede iluminar un estadio con su bat o su eléctrica sonrisa, dedicó las últimas semanas a exhibir su interminable gama de talentos mientras ayudaba a los Indios a llegar a su primera Serie Mundial desde 1997.

A sus 22 años, el puertorriqueño apenas empieza a recorrer un camino que apunta al estrellato.

"Es un muchacho muy especial'', dijo el manager de los Indios, Terry Francona, quien no pierde oportunidad para elogiar al chico al que sus compañeros llaman "Frankie".

Luego de una temporada regular en la que bateó .301, con 15 jonrones y 78 remolcadas, además de fascinar con el guante, Lindor batea para .323 en los Playoffs, en los que Cleveland barrió a Boston y eliminó a Toronto en cinco partidos.

El oriundo de Caguas se mudó con su familia a Florida cuando era niño.

"Nunca he pensado en mi edad, pero siempre en que estaría en la Serie Mundial'', dijo Lindor. "Todo niño sueña con eso''.

Tiene su propio sentido de la moda, subiéndose las medias por encima del pantalón, como solían hacer los jugadores de antaño. También suele utilizar dos collares sobre su camiseta, y siempre tiene un crucifijo.

Pero su forma de jugar es el prototipo del siglo 21, una mezcla de poder, velocidad y agilidad que lo llevó este año al Juego de Estrellas y lo tiene en la Serie Mundial.