Juan Pablo Sánchez dejó ir esta tarde un triunfo de dos orejas, cuando menos tras, haber pinchado a sus dos toros.

En contraparte, dio muestras de ser un torero con técnica y recursos que también sabe resolver problemas.

Ninguno de sus alternantes, Miguel Ángel Perera y Diego Silveti, pudo tampoco triunfar en la reanudación de la Temporada Grande en la Plaza México.

Débil fue el primero de Juan Pablo Sánchez y ello le permitió al aguascalentense echar mano de sus recursos, experiencia pero sobre todo de esos muletazos templados tan suyos.

Terminó luciendo con la nobleza del animal y su solvente tauromaquia. Un pinchazo y una estocada fueron suficientes para concluir.

Con su segundo, Juan Pablo fue paciente para lograr una labor interesante con el quinto que terminó por entregarse cuando le toreó al natural.

No se salvó de un revolcón cuando el astado lo prendió. Sin mirarse la ropa volvió a la cara del animal para concretar un final torerísimo de faena.

Se eternizó matando y se fue un triunfo muy importante.

La nobleza y calidad del primero de Montecristo le permitió a Miguel Ángel Perera eslabonar algunos muletazos con los que bocetó una faena que no fue a más porque el español pinchó y tuvo que descabellar.

Una persona que dijo ser holandés, con el torso desnudo y la leyenda "no más violencia", se tiró de espontáneo cuando había doblado el toro.

Fue conducido ante las autoridades.

Con su segundo el español siempre buscó realizar el toreo profundo y serio que es la base de su tauromaquia, pero el toro de Montecristo dio pocas posibilidades para lucir.

Otra vez pinchó y se fue la oportunidad de triunfar.

Poco pudo hacer Diego Silveti con su primero. No hubo acoplamiento aunque siempre disposición y técnica de parte del guanajuatense.

Con el sexto hubo variedad en el inicio con un tiro que se movió bien pero que, desafortunadamente, se quedó parado al final echando por tierra toda posibilidad de triunfo que además Diego perdió al pinchar.

Ficha de la corrida

Toros de Montecristo muy bien presentados. Parejos en hechuras pero a los que les faltó fuerza. Todos recargaron con los picadores.

Miguel Ángel Perera: silencio y palmas tras un aviso.
Juan Pablo Sánchez: al tercio y silencio tras un aviso.
Diego Silveti: palmas y palmas tras un aviso.