Los motores de la serie NASCAR comienzan a perder potencia frente a la televisión.

El rating para seguir las acciones del serial el domingo pasado en California, estuvo muy bajo. Lo mismo sucedió en las competencias de Phoenix, Las Vegas y Atlanta.

Al parecer, nada puede detener la tendencia de perder seguidores que han tenido las transmisiones de NASCAR en este inicio de temporada.

En la parte deportiva las cosas marchan de muy buena manera; sin embargo, las malas noticias siempre llegan el lunes, cuando se emiten los números de televisión.

Incluso con el nuevo formato de competencia, el serial padece los estragos de ser un productor abrumador, en el que la duración de sus carreras resulta cansada para los espectadores, a quienes se les pide que se sintonicen para ver coches coloridos que circulan en círculos durante 500 millas.

Esto sumado a su saturado calendario de 11 meses y la constante expresión corporativa de sus pilotos.

La situación contrasta con lo que la mayoría de los otros deportes ofrecen a los aficionados, quienes tienen la oportunidad de sentir la tensión, ver y escuchar la emoción, experimentar los altos y bajos de los participantes en tiempo real.

Pero la NASCAR no ha encontrado una manera de capturar eso, salvo la reacción de un enojado Kyle Busch que se enfrascó en una pelea en el camino al garage en Las Vegas que le dejó un sangriento corte en la frente.

Por lo pronto, una vez que el serial descubra una manera de mostrar más, entonces tal vez la gente comenzará a verlo de nuevo.

En el serial estadounidense compite el mexicano Daniel Suárez, quien está debutando en la máxima categoría, Nascar Cup, siendo que el año pasado se coronó en la antesala, Xfinity Series.