Adame fue respetado por el público de Madrid porque él apareció en el ruedo con oficio. FOTO: Plaza de Las Ventas

Joselito Adame cortó su cuarta oreja en Madrid esta tarde.

Fue al sexto que estoqueó en lugar de Francisco José Espada que fue conmocionado.

Joselito estuvo perfecto con ese toro. Valiente, reposado, seguro de sí mismo. Y luego cuando nadie se lo esperaba, mató de una estocada sin muleta, saliendo trompicado y terminando debajo del toro.

La plaza se le entregó y recibió una oreja, premio al esfuerzo y entrega de un torero pundonoroso como Joselito que se afianza más como la primera figura del toreo mexicano

Abrió plaza el confirmante Francisco José Espada y por vez primera Joselito Adame se convierte en padrino de una ceremonia en Madrid.

Tras la cesión de trastos, Espada inició su faena por alto con un astado que tuvo movilidad, pero nula clase.

El joven confirmante se mostró firme y con gran actitud. Cuando se perfilaba a matar sonó un aviso.

Pinchó una vez y en el segundo intento fue prendido horrorosamente por el astado que lo lanzó por los aires y cayó inconsciente. Así lo llevaron a la enfermería de donde ya no pudo salir por prescripción médica.

Adame se hizo cargo de terminar la labor en la que al final se oyó el segundo aviso.

Con su primero, segundo de la tarde, Adame realizó un quite por saltilleras. No hubo ceremonia de devolución de trastos pues el ahijado estaba en la enfermería.

Adame, aseado, intenta por ambos pitones hacerle faena pero al astado le faltó fondo.

Un pinchazo y una estocada fueron suficientes para terminar con su labor y fue silenciado respetuosamente.

El tercero fue un mal toro. Embistiendo descompuesto y para colmo falto de fuerza lo que enojó al público.

Joselito Adame con el cuarto bregó al toro llevándoselo a los medios como torero antiguo.

Con una gran solvencia inició su faena con un toro que tuvo movilidad y fue obediente a la muleta aunque por supuesto no fácil de torear.

Adame fue respetado por el público de Madrid porque él apareció en el ruedo con oficio, una técnica perfecta y sobre todo actitud de estar bien.

Terminó su correcta faena con una estocada completa aunque ligeramente caída, oyó un aviso y hubo que descabellar para escuchar palmas.