| | Personal administrativo, jugadores, entrenadores, visitantes, todos se ubicaron en la cancha principal, donde no había peligro en caso de algún derrumbe.
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El sismo que estremeció a la Ciudad de México sorprendió a los Pumas y sus filiales en las instalaciones de La Cantera, donde a pesar de haber desprendimientos de rocas en las paredes del inmueble no hubo daños que lamentar.
Los jugadores del primer equipo tenían media hora de haber terminado sus prácticas y mientras que algunos ya había abandonado el lugar, otros estaban en las regaderas.
El técnico Sergio Egea caminaba por la lunaria y decenas de jugadores de otras categorías se dirigen por los pasillos rumbo al comedor.
El primer jalón puso sobre aviso a todo y al escuchar la alerta sísmica, la mayoría permaneció en su sitio o de inmediato buscó resguardo junto a algún muro.
El desprendimiento de las rocas paralizó a decenas, algunos de los que estaban en las canchas del fondo de La Cantera se resguardaron en las porterías.
En la parte final del movimiento telúrico la orden fue: "Todos al centro de la cancha".
Personal administrativo, jugadores, entrenadores, visitantes, todos se ubicaron en la cancha principal, donde no había peligro en caso de algún derrumbe.
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