Ángelo Henríquez no ha mostrado la productivadad que requiere el Atlas en un refuerzo. FOTO: Archivo

Acción y reacción; decisiones y resultados.

El Atlas atraviesa por una severa crisis: hasta la Jornada 12, registra la segunda peor cosecha de puntos en torneos cortos (7), es decir, desde 1996.

Sólo dos campañas igualan la catástrofe numérica actual: el Clausura 2005 (6 puntos) y el Apertura 2011 (7 puntos).

El origen de caos actual se dio en diciembre de 2017, cuando la planeación del equipo corrió por cuenta del técnico José Guadalupe Cruz, quien decidió refuerzos y salidas, pero en la Jornada 2 el presidente Gustavo Guzmán decidió terminar su relación laboral con el técnico.

El "Profe" se fue, pero sus decisiones siguen marcando al Atlas: el timonel michoacano optó por no contar con Matías Alustiza, un delantero que marcó 13 goles en un año, y trajo a Ángelo Henríquez, quien hasta ahora no ha marcado uno solo en la Liga.

"Hubo error en las contrataciones y párale de contar", aceptó Guzmán, el 12 de marzo.

En medio de la vorágine llegó Rubén Omar Romano para dirigir en la Jornada 4, contra el América. Él no armó el plantel: sólo asumió un proyecto, enfundado más en sentimiento que en un análisis laboral.

La llegada de Romano fue cuestionada por un sector de la afición. El equipo no se levantó: sumó 7 puntos de 27 posibles.

Su desvinculación era inminente, pero la directiva encabezada por Guzmán determinó cortarlo a 5 fechas del final, con el descenso latente, pues sólo le sacan 8 puntos al Veracruz, último del rubro y contra el que perdieron el domingo.

Gerardo Espinoza tendrá el cometido de mantener al equipo en Primera División y cerrar el año futbolístico de la manera más digna posible.