El defensa marcó el gol del triunfo incluso lesionado. FOTO: Reuters El gol del triunfo se dio en el tiempo agregado. FOTO: Reuters

Un cabezazo en el minuto 91 de un Diego Godín cojo, tras una lesión minutos antes, culminó una remontada del Atlético de Madrid 3-2 frente al Athletic de Bilbao.

El uruguayo no salió de cambio pues en su lesión, al 64', ya se habían realizado las tres sustituciones y habría dejado a su equipo con 10 hombres.

Al minuto 36 De Marcos mandó un pase al desmarque de Susaeta por la banda derecha, a la espalda de Filipe, y con el centro al área de éste para la llegada de segunda línea de San José. Su remate con la diestra lo tocó Jan Oblak, rebotó en el palo y lo empujó Williams para adelantar al cuadro vasco.

Si de pronto se había adelantado el Athletic en el primer tiempo, de pronto empató el Atlético, que no había probado a Iago Herrerín en una hora de partido hasta que logró el 1-1 con un tremendo y sorprendente derechazo desde lejos de Thomas Partey al 61'. Y de pronto se repuso el equipo bilbaíno, con el 2-1 al contragolpe de Williams, inalcanzable para Godín desde el pase de Iker Muniaín.

Dos ráfagas en tres minutos que mantuvieron todo como estaba, con el Athletic por delante, con el Atlético a remolque, sin apenas oportunidades, con más empuje que futbol del conjunto local mientras le aguardaba atrás su rival; una carrera ya contra el crono con todo el peligro que generaba, con Godín, lesionado en la jugada del segundo gol bilbaíno, de delantero, con Thomas y Saúl de centrales...

Y con Rodrigo como inesperado goleador a 10 minutos del final. El medio centro emergió entre varios rivales para cabecear el 2-2 en un tiro de esquina lanzado por Thomas, en la segunda ocasión de todo el partido del Atlético, que no se quedó ahí, que rebuscó hasta que encontró el gol de Godín, cojo, de cabeza, anulado primero por fuera de juego, concedido después por el VAR, en los instantes finales.

Sufre rotura

Diego Godín prevé que estará entre 20 días y un mes de baja por una rotura en los isquiotibiales sufrida en una jugada del partido

"Sé más o menos lo que tengo por lo que sentí. Sé que puedo tener una rotura, que puede llevar veinte días o un mes. Una rotura en los isquiotibiales. Intenté hacer el menor esfuerzo posible para que no se agravara.

"Afuera no podía hacer nada, dentro parado podía hacer algo. Mereció la pena el esfuerzo. Tuvo su recompensa. Es verdad que se te pasa por la cabeza que si puedes agravarlo más", explicó en rueda de prensa tras el duelo.