| | La Final en el Nou Camp no tuvo saldo blanco.
FOTO:
Édgar Contreras |
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La violencia no faltó tras la derrota del León. Aficionados de La Fiera, muchos de ellos tatuados y sin camisa, confrontaron a la Policía montada y a los oficiales de seguridad municipal, con la cual llegaron a los golpes y agresiones con distintos objetos, ya fueran palos, botellas de plástico con líquidos, lo que estuviera al alcance. No hubo santa paz tras la caída del León en la Final contra los Tigres. Primero un nutrido grupo de personas abandonó el inmueble aun sin que terminara el partido. Después otro sector salió cabizbajo. Uno más, ya cuando los jugadores estaban en vestidores, traía ánimo festivo, y finalmente llegó el último que convirtió la ciudad en zona de guerra por algunos minutos. Primero le mentaron la madre al "Tuca" Ricardo Ferretti y a los Tigres. Después un grupo de motociclistas revolucionaron su vehículo y lo movieron como si estuvieran practicando ska con los hinchas enardecidos. La Policía entró en escena al ver que la situación comenzaba a descontrolarse. Primero sometió a un sujeto que soltó golpes y patadas. Se les escapó y él mismo encabezó una segunda arremetida. Tres elementos de la Policía Montada fueron provocados, hasta que uno perdió la paciencia y con su fuete le dio una paliza al principal rijoso. Los otros fanáticos la emprendieron también contra las autoridades y la gente que por ahí circulaba tampoco se salvó de algún golpe o de una agresión. Los oficiales apenas detuvieron a algunos, se contabilizaron a tres arriba de una unidad. La guerra no fue contra los Tigres. La Final se ensució, como suele pasar en el futbol mexicano.
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