La atleta logró conquistar los tres picos en menos de un día. FOTO: Especial

Subir tres volcanes en menos de 24 horas, un reto que ninguna mujer había superado. "Chikorita", una ultramaratonista de 30 años, lo consiguió en México.

En 22 horas, 20 minutos y 20 segundos, la atleta tricolor Alex Roudayna alcanzó en diciembre las cimas del Pico de Orizaba, del Iztaccíhuatl y del Nevado de Toluca.

La atleta patrocinada por Red Bull cuenta que, a principios de 2019, le pusieron el reto sobre la mesa. Jamás había subido algún volcán, pero se aventó a lograrlo de la mano del también ultramaratonista Marcos Ferro.

¿Cómo nace la idea?
En realidad la idea fue de Marcos Ferro y la compartió conmigo, y la verdad yo lo veía como algo imposible y por eso dije que sí, porque sabía que con eso iba a crecer muchísimo entrenando para ello y realizarlo. Recuerdo que me lo mencionó en una junta que teníamos de atletas, levanté la mano y dije sí me gustaría y fue a principios de año (2019), por lo que tuve todo un año para prepararme.

Y vaya que tuvo que prepararse.

"Hay muchas carreras que usé como entrenamiento. En mí estaba simplemente incrementar mis millas paulatinamente y prepararme con carreras y eventos. En la montaña fueron siete días de preparación previa. A la montaña tienes que llegar y entregarte y hacer una conexión, empezar a desconectarte del mundo en el que vivimos", relata.

El reto consistía en alcanzar las tres cimas, bajar de cada una y entre cada volcán hacer el trayecto en auto, algo que complicó la aventura por el tráfico de la Ciudad de México.

Comenzaron a las 4 de la mañana del 4 de diciembre en el Pico de Orizaba, después tocó el Iztaccíhuatl, y de ahí tuvieron que atravesar la capital para llegar al Nevado.

¿Cómo fue el reto en tiempos?
No me acuerdo de los tiempos de cada una, pero el más largo fue el Iztaccíhuatl. El Pico fue duro, pues vas empezando, llevas ya unos días previos ahí. Fue algo como real, tangible. El Iztaccíhuatl fue el más pesado mentalmente. Ya ibas destrozado al Nevado.

El 4 de diciembre empezamos, con el Pico de Orizaba. Llegamos a cumbre y bajamos, entonces te subías a la van para el traslado, y ya no dependía de uno, sino del tráfico y de muchas cosas. Llegas al Iztaccíhuatl subes y bajas, y viene el traslado pesado: atravesar la Ciudad de México en hora pico para llegar al Nevado, y después llegamos y subimos.

-¿Hubo un momento en el cual pensaste abandonar el reto?
Nunca pensé en no seguir, ya no tenía nada qué perder, estaba ahí. Era más la ansiedad los días antes, pues te estás aclimatando, bajas, duermes, acampas, y ahí, en lo previo, es donde pueden entrar las dudas, de si puedes hacerlo o no, pero ya en el momento te enfocas en lo que tienes que hacer, seguir avanzando y avanzando sin importar nada, no ver el reloj. Ya en el Nevado no quería saber el tiempo, decía: "ya sabré si lo logré hasta el cruce".

-Lo mental es clave, entonces.
"Mucho tiene que ver la mente. En el Nevado ya estás golpeado, pero todo va a que te mantengas mentalmente bien, en el trabajo que tienes que hacer en ese momento".

-¿En los traslados descansaban o qué hacían?
"La idea era intentar recuperarse, comer, pero tampoco se podía, pues traes mucha adrenalina y estás cansado. Cuando subes y bajas no te da tanta hambre, y comía uno lo que le entraba. En el Pico fue un sandwich de crema de maní y mermelada, y traíamos a un fisio (terapeuta) que nos echaba la mano con lo que podía, pero no teníamos mucho tiempo. Para mí el más difícil fue del Iztaccíhuatl al Nevado, no me entraba la comida e iba mareada por ir en el coche tanto tiempo.

Ahora, "Chikorita" quiere nuevos desafíos.
Siempre estoy abierta a los retos. Ya terminó éste y la idea es buscar algo que me haga crecer como persona. Lo que me apasiona es correr.

@DMartinezCANCHA