| | Los aeropuertos tendrán muchas deficiencias para los visitantes durante el Mundial.
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A 50 días para que comience el Mundial, las preocupaciones en torno al evento se extienden ahora al estado de los principales aeropuertos.
La base aérea internacional de Sao Paulo, que es la más grande de Brasil, presenta serias deficiencias en sus cuatro terminales.
Por un lado, hay pocos asientos en las puertas de embarque, el servicio de wi-fi gratuito es errático, los baños olorosos, los pasillos presentan mala iluminación, suelen estar sucios y la ventilación no funciona bien. Una vez afuera, la conexión con la ciudad puede demorar más de una hora en camión o taxi.
"Es sorprendente; no es digno de la capital económica de América Latina. Me imaginaba que a tan poco tiempo del Mundial el aeropuerto habría sido modernizado, pero parece que se quedó estancado en los años 80", dijo la turista francesa Isabelle Hubert, mientras buscaba un enchufe disponible para conectar su computadora, una misión casi imposible.
La nueva terminal 3, dedicada a vuelos internacionales, recién será inaugurada el próximo mes, pero sólo estará totalmente operativa a fines de septiembre.
Mientras tanto, los pasajeros deberán sufrir los inconvenientes de la transición, con obras que dificultan la señalización y causan trastornos.
Para amenizar la espera, los cafés y restaurantes disponibles ofrecen comida y bebida a precios caros, en los que encima se deben hacer largas filas. En la tienda Pao de Queijo, por ejemplo, un café cuesta 3 dólares, un refresco 2.7 dólares, una botella de agua 2 dólares y un sándwich 6.5 dólares.
El refresco y el agua se podrían conseguir más baratas (a 1.8 dólares) en una máquina expendedora cercana, aunque esta no funcionaba y además tenía pegado un cartel que advertía que no daba cambio.
La situación en el aeropuerto internacional de Río de Janeiro, Tom Jobim/Galeao, no es muy distinta.
Su gestión fue recién privatizada el año pasado, pero aún no ha pasado a manos del nuevo consorcio operativo, por lo que los grandes cambios se realizarán después del Mundial, con la idea de que esté todo reformado sólo para los Olímpicos de 2016.
Quien llega a Río por una de sus dos terminales tendrá que aguantar largas colas en migración y para la entrega del equipaje.
El servicio de wi-fi gratuito tampoco funciona correctamente y demora en conectarse. Hay pocas tiendas y la oferta gastronómica es pobre. Las escaleras mecánicas y los ascensores suelen tener problemas, al igual que el sistema de aire acondicionado, y por las obras de ampliación de sus dos terminales suele haber polvo en varias de las puertas de embarque.
"A nivel servicios, es pobre, y además es un lugar feo, no dice 'bienvenido a la Cidade Maravilhosa', todo lo contrario", se quejó Mora Bendesky, argentina de 36 años especialista en diseño que vive en Río.
Ante la incapacidad de concluir las remodelaciones de otros seis aeropuertos -Belo Horizonte, Curitiba, Cuiabá, Salvador, Porto Alegre y Fortaleza- antes del Mundial, la Empresa Brasileña de Infraestructura Aeroportuaria (Infraero), señaló que pretende "ocultar" los trabajos para que no incomoden al visitante.
"Reconozco que las obras no quedarán como preveíamos para la Copa. Podemos tapar las obras de modo que se mejore la operacionalidad sin terminar ellas como un todo", indicó Gustavo do Vale, presidente de Infraero. |