Dicen que más vale solo...

Rory McIlroy y Caroline Wozniacki confirmaron el fin de semana con sendas victorias que su relación era una de las causas de la baja en el rendimiento y que la ruptura les vino para bien, al menos en lo deportivo.

La pareja de súper estrellas inició su noviazgo en 2011, después de que McIlroy ganara el Abierto de Estados Unidos.

La tenista danesa figuraba en ese momento como la número uno del mundo.

Durante el periodo que duró su relación, fueron de más a menos en sus deportes.

El amor y el golf le duró a McIlroy un año, en el que consiguió cuatro títulos, incluido su segundo "Major" en el Campeonato de la PGA, y ascendió al número uno del mundo.

Pero tras entregar el anillo de compromiso a Wozniacki y firmar un contrato multimillonario con Nike, las cosas cambiaron: no obtuvo victoria mientras siguió con la danesa y perdió la cima de la clasificación.

La más afectada, al menos en su juego, fue Wozniacki, quien apenas ganó cuatro títulos, ninguno de importancia, y, por ende, cayó de la cima de la clasificación.

Sin embargo, cuando se anunció la ruptura --según el New York Post, citando una fuente, por la baja de juego del norirlandés--, McIlroy ganó el siguiente fin de semana su primer torneo oficial en más de dos años, el BMW PGA Championship del European Tour, y un mes más tarde el Abierto Británico, su tercer "Major".

Wozniacki tardó un poco más en asimilarlo, pero este fin de semana también obtuvo su primer título en nueve meses en Estambul con una gran demostración de tenis.