La pelea fue de tú a tú, y al final, "Bandolero", le robó el corazón a Antonio Mendoza.

"Ahora que lo vuelvo a ver me doy cuenta que esa mirada de bravura que tuvo durante casi toda la faena, fue cambiando, se transformó en una mirada de bondad que se reflejó en sus embestidas, y ahora que lo veo otra vez sus ojos reflejan gratitud", explicó Antonio Mendoza en los corrales de la Plaza México, durante su visita a "Bandolero", el novillo que fue indultado tras su faena del domingo.

Mendoza, de 20 años, experimentó por vez primera la sensación de ver que le perdonan la vida a un astado lidiado por él.

"Ni siquiera había soñado en el indulto, yo pensé en las orejas y el rabo (que sólo se consiguen en la México tras culminar la faena con la estocada) pero conforme avanzó la faena el público vio las cualidades del novillo y no me permitió matarlo.

"Fue increíble la manera como embestía el novillo y las cualidades que demostró, definitivamente me robó el corazón", apuntó

"Bandolero", de Xajay, hijo de una vaca mexicana y un semental español, amaneció sin fiebre tras la curación de dos puyazos y los arpones de las banderillas.

Muy noble, pero avispado, como horas antes lo hizo en el ruedo, no le quitó la mirada al novillero avecindado en Pátzcuaro, Michoacán, que asomaba por un burladero del corral.

"Ha sido la faena que mejores sensaciones me ha dejado, porque fue en este plaza y en mi debut, pero estoy consciente que este es apenas el primer paso para lograr lo que deseo en el toreo", reconoció.