El presidente de la Asociación del Futbol Argentino (AFA), Julio Humberto Grondona, de 82 años, falleció este miércoles en el Sanatorio Mitre de la Ciudad de Buenos Aires antes de que fuera sometido a una intervención quirúrgica a raíz de un aneurisma en la arteria aorta.

La madrugada de hoy, Grondona sufrió una complicación cardíaca y fue internado de urgencia. El cuadro empeoró en las últimas horas, pese a que se había emitido un comunicado informando una ligera indisposición.

Se dice que Grondona, quien también era vicepresidente de FIFA, sufrió un fuerte dolor de pecho la noche del martes. Así lo contó Juan Carlos Crespi, secretario de Selecciones, ya que en ese momento se encontraba con él.

En el Sanatorio, estuvo acompañado de su hijo Julio, actual presidente de Arsenal de Sarandí.

Los últimos años fue tratado en Argentina y en Suiza por padecer algunos problemas intestinales.

En 1979 Grondona llegó a la presidencia de la AFA y este miércoles tenía programado anunciar en conferencia de prensa la salida de Alejandro Sabella al frente de la Selección de Argentina.



Animal político

Nada menos que 35 años en el poder del futbol argentino, desde 1979. Durante ese tiempo, pasaron 10 técnicos para la Selección Argentina. Fue la mano derecha de Joseph Blatter, presidente de FIFA.

Se va un hombre de peso para el futbol mundial. El dueño del futbol argentino, el que inventó la vieja frase del "todo pasa" para superar distintas crisis.

En la noche del martes, Grondona hablaba del sucesor de Sabella. Hasta había dicho, con ironía, que "es como cuando uno busca novia, no se dan nombres", al referirse al sucesor de Sabella.

Animal político, uno de los más importantes de la Argentina, supo atravesar la dictadura y distintos gobiernos. Y terminó aliado al gobierno de turno de Cristina Fernández, haciendo del Estado la transmisión del futbol y dejando de lado contratos privados.

Sin hablar inglés ni ningún otro idioma, don Julio, fanático de Arsenal (club que fundó) y de Independiente, se hizo poderoso en FIFA desde la sombra, apoyando primero a Havelange y luego a Blatter. El futbol mundial pierde a un hombre político como pocos, acostumbrado a superar tempestades.



Con información de Mariano Dayán