"Yo dirigí al ganador", le decía Mohamed a CANCHA, con una sonrisa, después del espectáculo a beneficio en el Olímpico de Roma.

El resultado fue lo de menos, lo valioso fue ver en acción, como en viejos tiempos, a inolvidables como Maradona y Baggio, ambos compartiendo equipo y jugando con la 10. De hecho, una de las jugadas más aplaudidas fue un pase del argentino para el italiano, que definió con su talento inalterable.

La gente fue a divertirse al Olímpico porque por iniciativa del Papa, la Fundación Pupi Zanetti y la organización Schola organizaron este encuentro y convocaron a figuras de todo tipo de creencia y religión. En el 6-3 a favor de Schola fue lo de menos.

Los goles no se gritaron sino que se disfrutaron. Ver a Eto'o, a Valderrama, a Pirlo, a Lugano, a Buffon, y a dos íconos como Maradona y Baggio, eso pagó la entrada.

Antes del partido, el Papa mandó un mensaje grabado por las dos pantallas gigantes, hablando en castellano, pidiendo paz y diciendo que "disculpas que hablo en castellano, pero es el idioma de mi corazón y yo les quiero hablar con el corazón".

El mismo que pusieron los jugadores para encontrarse con el Papa y después disfrutar con un simple partido, como entre amigos.