En Denver, el grito "¡35!" retumbó una y otra vez en las instalaciones de entrenamiento de los Broncos durante el receso.

En Seattle, el descanso entre la temporada pasada y la presente fue una oportunidad para reconocerse como campeones, vociferarlo a los cuatro vientos y reenfocarse en el reto de defender el título.

Diferentes puntos de vista, diferentes acercamientos, todos como resultado de la paliza 43-8 de los Halcones Marinos sobre los Broncos en el Súper Tazón de hace siete meses.

"No se puede olvidar lo que pasó", comentó el tacle defensivo de Denver, Terrence Knighton. "Ellos se ganaron el derecho a hablar de la forma en que lo hacen, pero nosotros saldremos a hablar en el campo".

La revancha de hoy entre los Broncos y los Halcones Marinos es la primera oportunidad de Denver para borrar la vergüenza de febrero pasado, en que la defensiva de Seattle abusó del supuesto ataque más prolífico de la historia durante cuatro largos periodos.

El juego de aquella noche significó cambios en Denver. Diecisiete nuevos titulares a la ofensiva, defensiva y equipos especiales saltarán esta noche al terreno. Von Miller está de vuelta, al igual que Ryan Clady, junto con los nuevos integrantes del equipo: Aqib Talib, T.J. Ward, DeMarcus Ware y Emmanuel Sanders.

Es una oportunidad para que los Broncos se den cuenta si los cambios funcionaron.

"Estamos ansiosos de este reto", señaló el coach de Denver, John Fox.

La semana en Seattle no fue tan relajada después de que el equipo se derritió el domingo pasado en los 48 grados centígrados de San Diego para perder por 30-21, su primera derrota por más de siete puntos desde mediados del calendario 2011, en 41 encuentros de temporada regular.

"Debemos probarnos a nosotros mismos que podemos recuperarnos de una derrota", dijo el linebacker de Seattle, K.J. Wright. "Sabemos lo buenos que somos, tenemos a una de las mejores defensivas de la NFL y ésta es una oportunidad para probarlo".

El receptor Wes Welker se reintegra hoy al ataque de los Broncos tras cumplir con una suspensión de dos juegos que le sirvió para recuperarse de su tercera conmoción cerebral en 10 meses.