La actitud que de figuras tuvieron en la Plaza México el maestro Eulalio López "Zotoluco" y el artista "Morante de la Puebla" recibió una apasionada respuesta de Diego Silveti.

Tras haber malogrado imperdonablemente con la espada una profunda y emocionante faena en el tercero, -un emotivo y noble toro- Silveti se inventó una con el sexto al que logró arrancarle una oreja de mucho mérito, con lo que igualó a "Zotoluco" que la había cortado en su primero, mientras que el español "Morante" rescató un trofeo valiosísimo y, desafortunadamente, casi olvidado: la vuelta al ruedo que, al final, tiene mucho más valor porque es el público que la aprueba.

Silveti les peleó a las figuras estructurando una faena en donde las posibilidades eran prácticamente nulas por lo deslucido de un astado que se aburrió y comenzó a acortar distancias.

Diego, inteligente y valiente, se puso cerca, sorprendió al toro que se vio inmerso en una labor torera que, tras un pinchazo, remató con una buena estocada y ante la petición popular el juez Jesús Morales, esta vez más cauto y menos benévolo, concedió.

Una tarde que calla bocas, pero sobre todo en la que Diego gritó a los cuatro vientos que respeta, pero no se deja de las figuras del toreo como "Zotoluco", quien con una gran madurez y tesón consiguió buenos muletazos en su primero que no fue fácil, pues se movía pero no se entregó. La estocada fue muy buena y por ello el público lo premió con un apéndice. Su segundo fue débil, imposible de lucir con él.

El artista De la Puebla poco pudo hacer en su primero que resultó malo. Pero en el cuarto expresó no solamente el arte que posee, sino voluntad para lograr una faena de muletazos intermitentes, pero con una carga emocional que convenció a los aficionados.

Alberto Bailleres, su apoderado, le ha cambiado la manera de proceder a "Morante", y eso, el público lo agradece infinitamente.



Corrida 14

Unos 16 mil espectadores acudieron a una tarde fría y ventosa. 

TOROS: Fernando de la Mora crió un encierro disparejo en presencia, aunque de mucho mayor trapío que en otras plazas.

Hubo bravura en su pelea con los caballos, sobre todo el segundo que provocó dos tumbos. Sobresalió la nobleza y emotividad del tercero que recibió los honores del arrastre lento, y la movilidad del cuarto. Los demás sacaron malas ideas, debilidad y falta de casta.

"Zotoluco": Una oreja y silencio

"Morante": División de opiniones y vuelta tras un aviso

Diego Silveti: Palmas y una oreja

Incidencias: Morante de la Puebla no usó el descabello en su segundo, lo mató con una puntilla como torero antiguo. César Morales picó con gallardía al segundo pese a tener derribadas sus cabalgaduras.