El Estadio Omnilife inició ayer su undécimo torneo, y de aquel Apertura 2010, la casa del Rebaño ha vivido cambios significativos.

Atrás quedó la polémica del cambio de pasto sintético por natural, aun con la inversión que significó la grama artificial de primera tecnología que tanto presumió Jorge Vergara, pero que tantos lesionados trajo apenas el estadio iniciaba su historia. En el 2012, el pasto natural fue colocado en el campo.

El Omnilife ha visto pasar, además de técnicos y jugadores, modificaciones en busca de una mejor experiencia para la afición rojiblanca, luchando contra la imagen de ser un estadio para ricos, y la nostalgia del seguidor de las Chivas que dejó de ir al Estadio Jalisco.

En el 2010 y en los primeros torneos en el Omnilife, llegar al estadio era una hazaña, el tráfico los días de partidos importantes era insoportable, pero estrategias como los camiones gratuitos y las adecuaciones de sentidos dentro del circuito Omnilife permitieron a los aficionados, que con el tiempo entendieron la rutina, llegar con menos contratiempos a la casa del Rebaño.

En el 2011 nació el Museo Chicas y al año siguiente la experiencia en el estadio mejoró, pues llegaron los lonches de El Pesebre, clásicos en el Jalisco, el tejuino y las tortas ahogadas.
Cinco años después, la respuesta de la gente ha mejorado, la venta de abonos ha crecido y solo falta un Campeonato que adorne esta nueva historia.