Trece años y tres meses después de la eliminación en Jeonju, Corea del Sur, la herida aún no sana en México.

La sorpresiva derrota en los Octavos de Final de Mundial es un tema recurrente de la rivalidad con Estados Unidos. Aquella tarde nacieron escenas que se multiplicaron en los años siguientes: Rafael Márquez perdió la cabeza, Landon Donovan dañó al Tri, los estadounidenses aprovecharon el error rival y el contragolpe y, además, ganaron 2 a 0.

Brian McBride, autor del primer gol, aprendió que colectivamente debían de ser muy sólidos para superar a un contrincante con mejores individualidades.

"México causaba problemas para equipos que no lo habían enfrentado antes, pese a que habían muy buenos equipos. México me hizo entender, me enseñó a que teníamos que defender mucho y estar preparados porque necesitábamos trabajar el uno para el otro", dijo McBride a CANCHA, durante un evento de la compañía de seguros Allstate.

Prueba de que en EU les importaba sólo el desempeño de conjunto, en el vestidor nadie felicitó al anotador.

"No me dijeron nada, el equipo estaba hablando más de cómo jugamos y no de lo que pasó individualmente, ésa era una cosa única en el equipo, hablar sobre un todo y no individualmente o del juego de unos cuantos", expresó.

McBride fue convocado a tres Mundiales (1998, 2002 y 2006) y anotó 30 goles en 96 partidos con EU. A pesar del pensamiento general, el ex delantero cree que la rivalidad contra el Tri, que mañana tiene otro episodio en el Playoff por la Copa Confederaciones, comenzó mucho antes de que se toparan en Jeonju.

"México fue un grande por mucho tiempo y todavía es uno de los grandes de la Concacaf. Para mí, pasar a Cuartos de final fue la mejor parte. Claro que derrotar a nuestro gran rival en Concacaf fue una ganancia, pero no fue la gran cosa para nosotros", atizó.