| | Silveti fue maltratado el domingo en la sexta corrida de la Temporada Grande.
FOTO:
EFE |
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Hacer que la Plaza México se emocionara es la recompensa a los siete rayones y los moretones que tuvieron a Diego Silveti postrado en cama ayer.
"Literalmente me duele desde las uñas de los dedos hasta el cabello, pero nada es comparable con lograr emocionar a la Plaza México y conseguir demostrar que estoy buscando un sitio de trascendencia en la fiesta", reconoció Silveti.
Dramáticos y hasta espeluznantes fueron los cuatros revolcones que el toro le dio, porque no solamente fueron las dos veces que lo empitonó, sino las dos en que lo embistió otra vez estando en la arena, producto de la bravura del animal criado en Jaral de Peñas.
"Sí, tengo el cuerpo marcado. Traigo un rayón en el cuello, otro en la espalda, dos en los muslos, uno en el pecho, en la cadera, la rodilla; y moretones por todos lados, uno inclusive ¡en la planta derecha!
"Han sido los revolcones más duros que me han tocado recibir y estoy agradecido con la Virgen de Guadalupe que no hubiera sido peor. Sin embargo, repito, todo vale la pena cuando de buscar el triunfo se trata, y mejor aún, si se consigue", dijo Diego.
La faena de Silveti tuvo momentos de muletazos muy emotivos, de buen trazo y firmeza. Los revolcones vinieron a darle ese dramatismo que es intrínseco en la fiesta.
"Ah, por cierto, mientras no estuviera herido y pudiera caminar, nunca pasó por mi mente quedarme en la enfermería, pese al triunfo", sentenció.
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