Y eso que en algún momento de su carrera, nadie apostaba por él.

David Ortiz, quien se retira tras esta temporada, vivió como un cuento de hadas su despunte en la Gran Carpa. Tras la temporada 2002, los Mellizos dejaron al "Big Papi" a su suerte y era sólo una ficha en un tablero de ajedrez para el resto de las novenas.

Los Medias Rojas manejaban una lista de nueve posibles firmas, en las que Ortiz era una de las últimas opciones, detrás de nombres como el mexicano Erubiel Durazo, Kevin Millar y Jeremy Giambi.

El aporreador dominicano, que hoy disputa su último juego contra Yanquis y en Yankee Stadium, regresó a su país, pero no consiguió nada; ninguna oferta, ninguna invitación a entrenamientos, sólo incertidumbre en su futuro.

"Yo soy joven. No tengo otras herramientas más que jugar al beisbol, pero nadie me quiere. ¿Qué voy a hacer? ¿Cómo voy a proveer el sustento de mi familia?", cuestionó, en aquel momento, a su agente Fernando Cuza.

Fue hasta que apareció Pedro Martínez, quien le consiguió una prueba con Boston a Ortiz, que fue firmado por los patirrojos para la temporada de 2003 por 1.25 millones de dólares a sus 27 años.

"¿Saben cuántas ofertas recibí? Una. De los Medias Rojas. Esa es la verdad", confesó el jonronero.

Luego de tocar fondo, todavía careció de juego en el primer mes, pero en mayo comenzó su renacer y, aunque no lo esperaban, también el de una novena que no era exitosa desde hace 86 años.

Los momentos difíciles ya los había visto venir en República Dominicana o cuando estaba sólo a la deriva en Grandes Ligas, por lo que fajarse en la caja de bateo era cosa de niños y así lo demostró en el momento quien marcó su carrera, la Serie por el Campeonato de la Liga Americana de 2004, donde fue el hombre que forjó una histórica remontada a una franquicia que ya cargaba con el monstruo de la derrota.

Boston estaba tres juegos abajo, ante el odiado rival, los Yanquis, pero el "Big Papi" tenía otros planes y apareció en los momentos clave, que, a la postre, lo llevaron a ganar uno de tres anillos de Serie Mundial.

Ahí inició del amor de una ciudad, que lo ha elegido como hijo pródigo.