Errático, si no es que nulo -con su beisbolera excepción-, ha sido el interés de la Cuarta Transformación por el deporte, lo que a no dudarlo afectará irremediablemente al deporte olímpico de México.
Difícilmente podría imaginarse una situación más triste que la que obligó a Carlos Padilla, el titular del Comité Olímpico Mexicano (COM), a publicar el documento que ya conoces, anunciando el cierre de una parte del Centro Deportivo Olímpico Mexicano (CDOM) por falta de recursos.
Más tardó en difundirse la nota de Padilla que en reaccionar Esteban Moctezuma, el secretario de Educación, para otorgarle una extensión de presupuesto -un paliativo-, que permitirá funcionar al CDOM a partir de que fluyan los recursos.
Aquí un apunte: el CDOM cerrará el 31 de julio y se reabrirá cuando la burocracia le haga llegar la extensión de presupuesto, lo que no ocurrirá antes de septiembre.
¿Cómo entender que ocurra el cierre del CDOM a un año de los Juegos Olímpicos de Tokio? ¿Cómo entender que esa crisis ocurra en los momentos en que la preparación para Juegos Olímpicos debiera estar en su máxima intensidad?
¿Cómo entender que fue necesario que el titular del COM hiciera pública la precaria situación económica de la institución para que se le prestara atención?
La explicación es sencilla: a la Cuarta Transformación no le interesa el deporte olímpico. ¿Será que lo considera un deporte "fifí"?
Muchos, si no es que la mayoría de los medallistas olímpicos, han sido gente de una extracción humilde, que con su esfuerzo y dedicación le dieron a México por lo menos dos cosas: inspiración y gloria.
¿Recuerdas a Daniel Bautista, un modesto oficial de tránsito de crucero en Monterrey quien se alzó para dar a México su primera medalla de oro olímpica en atletismo al ganar la prueba de caminata de 20 kilómetros en los Juegos de Montreal 76? ¿Sería etiquetado Bautista como un atleta fifí?
¿Se entiende ahora porqué la esgrimista Paola Pliego adoptó la ciudadanía de Uzbekistán?
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