Preguntas y más preguntas llegan como destellos. En forma de flashazos de cámara vieja. Alumbramientos en forma de pensamientos que nos obligan a cerrar el libro que estamos leyendo, a dejar el pincel con el que pintamos - o intentamos pintar algo - o a dejar el teléfono por un instante en el descansabrazos del sofá.
Todos, en algún momento de nuestros "distintos" días, nos hemos inundado de preguntas.
Sabemos que vamos por un túnel pero, seguimos sin saber cuán largo es. Conducimos en medio de cierta incertidumbre en forma de niebla que no nos permite ver con claridad.
Desconocemos en dónde se encuentran las salidas de emergencia y cuánto falta para ver esa luz al fondo que nos dé al menos una idea más precisa de lo que falta para dejar atrás los oscuros carriles.
Hoy que todo está pausado, la industria del deporte parece emitir sensaciones más cercanas al botón de "stop" que al de "play". Y de ser así, una hecatombe financiera sacudiría los bolsillos de ricos, no tan ricos, de pobres y no tan pobres. No habría club, institución o Liga en el mundo, por más poderosa y fuerte que sea, que no salga raspada y agrietada después de todo esto.
¿Qué va a pasar? ¿Cuándo volverá nuestra Liga? ¿Habrá tiempo suficiente para que todo se acomode? Una cosa es reanudar y otra, hacer que no se altere todo lo programado para el segundo semestre.
¿Cómo volverán los equipos? ¿Mantendrán el nivel? ¿Cruz Azul podrá seguir con su fulminante paso? ¿El paro de actividades le vendrá mejor a los que andaban por la calle de la amargura? ¿Rayados saldrá de su mal paso? ¿Atlas?
Por más que se comiencen a establecer diversos escenarios, desde los optimistas hasta los fatalistas, nadie puede saber a ciencia cierta cómo lucirá el panorama deportivo por más que metan con calzador una mini pretemporada para que los jugadores vuelvan a ponerse en forma física.
Seamos sinceros, una cosa es ejercitarse en casa con ligas, corredoras y balones medicinales y otra, mantener ese exigente ritmo de entrenamiento que el atleta de alto rendimiento debe tener.
Y eso es en la parte física. ¿Qué pasará con lo futbolístico? Con más de medio torneo disputado será complicado - si no es que imposible - que volvamos a ver equipos con hechuras finas y toques precisos. El regreso sería más parecido a una jornada inaugural.
¿Y si nos vamos directo a liguilla? ¿Sería justo? ¿Y si califican los 16 mejores y que se eliminen vía dieciseisavos de final a visita recíproca o en casa del que más puntos tiene? ¿Y las pérdidas económicas por las jornadas no jugadas? ¿Cómo se habrían de recuperar los equipos? ¿Y las taquillas? ¿Y los derechos de TV? ¿Y si el título se lo dan a Cruz Azul? Hace 50 años que en México no se define al campeón por liderato general.
Afortunadamente, la esperanza y el deseo de que todo estará bien, no son aspectos cancelados.
Twitter: @CARLOSLGUERRERO |