"El castigo debe ser de acuerdo a la falta", reza un principio del derecho y de la justicia.

El problema es que la justicia es subjetiva: en dos meses, el futbol mexicano pasó de ser un potencial sospechoso de alterar edades en sus futbolistas juveniles, a ser drásticamente castigado, por dos años, de toda competencia internacional en cualquiera de sus categorías.

Se disputaba el Premundial Juvenil de la CONCACAF en Guatemala, cuando se dio a conocer que las edades registradas para el torneo de algunos futbolistas mexicanos no coincidían con el recientemente publicado Anuario de la Federación Mexicana de Futbol.

El equipo Tricolor abordó el avión en Guatemala con el trofeo de campeón, y aterrizó en México, un par de horas después, con el escándalo fuera de control y varios jugadores acusados.

Treinta y dos años han pasado desde que el futbol mexicano experimentó la mayor vergüenza, pero también la mayor lección... 32 años en los que se demostró que México ha sido capaz de competir sin infringir y de ganar sin alterar... 32 años de maduración y de conquistas: 4 Finales Sub 17 con dos títulos, un tercer lugar Sub 20 y una medalla de Oro olímpica, solamente pueden ser producto del trabajo adecuado y constante.

En las décadas de los 70 y 80 alterar las fechas de nacimiento era una práctica común dentro del futbol mexicano y no solamente se veía como algo normal, sino casi como un requisito para formar parte de una Selección Nacional.

México dejó a un lado la penosa práctica de los "Cachirules" para convertirse en una potencia con límite de edad, aunque a un precio muy alto, sin duda.

Atrás quedó truncada la generación perdida que no asistió a Italia 90, y con ella los Hugo Sánchez, "Chepo" De La Torre, Luis Flores, Manolo Negrete, Alfredo Tena, Zague, Hermosillo, Ruiz Esparza, Larios o Farfán, quienes pagaron los platos rotos de una sanción drástica y dolorosa para nuestro País.

En lugar de estos nombres, México tuvo que recordar, durante aquella Copa del Mundo y mucho tiempo más, a cuatro futbolistas que pagaron los platos rotos de todos los que alguna vez alteramos nuestra fecha de nacimiento, únicamente para representar a México.

La discrepancia no radica en sancionar una falta, sino en el castigo que amerita. Mientras unos sostienen que el tamaño de la penalización debe ser proporcional al daño causado, otros afirman que el castigo debe ir en proporción a la cantidad de ventaja obtenida por el criminal... ¿Cómo nos ponemos de acuerdo?

"El castigo debe ser de acuerdo a la falta", se supone, pero la justicia es subjetiva y por lo tanto, no parece fácil establecer si en 1988 correspondían dos años de suspensión para todo el futbol mexicano, aunque sin duda, gracias a ello, México ha sido capaz de crecer, tan solo en los últimos 15 años, lo que no avanzó en los 75 anteriores.

 
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