| | Las seguridad nunca se apareció por el estacionamiento.
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Especial |
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El estacionamiento del Estadio Azteca se convirtió en una extensión de cantinas y bares porque la afición no sólo aprovechó para llegar temprano y tener un lugar cómodo, también se instaló con música y hieleras para armar la pachanga. Música a todo volumen, caguamas, cerveza de bote y ron con coca fueron las bebidas más socorridas. Al menos en cada fila hubo un auto con estas características, calentando los ánimos desde 2 horas antes de que iniciara el encuentro. El problema fue que el alcohol hizo estragos en algunos, ya que un grupo de aficionados decidió estacionar su auto ocupando dos lugares y abriendo la cajuela, para darle rienda suelta a la fiesta. Las recomendaciones de un acomodador para que dejaran libre un espacio ni la escucharon, prefirieron ignorarlo. Cuando un automovilista pasó y les preguntó si estaba ocupado, la agresión verbal no se hizo esperar. "Circulale, está ocupado", le respondieron. "Hay que ponerlo así porque hay muchos nacos que no saben manejar y te rayan las puertas", gritó su acompañante. Los encargados de la seguridad no se aparecieron por el estacionamiento y la fiesta amenaza con seguir hasta después del partido. |