Clara Gutiérrez camina por el paddock del circuito de Albert Park y al ver el apellido de su hijo en las afueras de la escudería Sauber no puede contener el llanto y recuerda su propia carrera por salvar su vida.

La mamá de Esteban Gutiérrez, el piloto regio que debuta este fin de semana en la Fórmula Uno, ha sido pieza clave en la formación del volante de Sauber y un motivo de inspiración porque hace 20 años le detectaron cáncer con pronósticos reservados.

Instalada en las afueras del pit de Sauber y mientras Esteban sostiene una charla con sus ingenieros, Clara recordó que un 17 de marzo, la misma fecha que marca el debut de Esteban, los doctores le daban sólo tres meses de vida.

Su hijo Esteban tenía un año de edad. Hoy ese pequeño está en la F1 y alegra el corazón de su madre cuando salta a la pista.

"Realmente de alguna manera me siento profundamente comprometida y agradecida con Dios por el don de la vida, porque realmente creo que Dios escoge el momento correcto para que alguien termine su misión aquí en la tierra. Creo verdaderamente en los milagros", expresó.

Al ver a Esteban convertido en uno de los 22 pilotos de la parrilla, la madre de Gutiérrez recibe abrazos por parte de los ingenieros y su conversación es sobre el tema de F1, es lógico, pues tras nueve años de apoyo incondicional hacia Esteban, ya conoce el mundo del automovilismo.

"Este equipo es muy perfeccionista", agrega la mamá de Gutiérrez mientras toma un par de fotos de una parada de pits.

"Debemos darle gracias a Dios porque ha sido un esfuerzo muy grande a través de los años. Roberto (Gutiérrez, padre del piloto) ha tenido bastante perseverancia y talento como padre para guiarnos a este momento".

En ese mismo escenario aparece Roberto Gutiérrez, el padre de Esteban, una persona amable y de pocas palabras.

Roberto recordó que hace nueve años le cumplió el sueño a Esteban de comprarle un kart y él pensaba que el "hobbie" era pasajero, pero después llegó la BMW USA y dijo: "un año más y nos retiramos".

Hoy, el padre del piloto regio no pierde detalle de los segundos que tardan los mecánicos en cambiar las llantas del Sauber C32 y la nariz del auto.

"Andan un poco lentos, va de nuevo", dice Roberto con alegría y un orgullo profundo por ese sueño cumplido.