Ochoa y Ospina se conocen desde que jugaban en la Ligue 1. FOTO: Archivo

Al estar en la mira de Napoli, por primera vez Guillermo Ochoa y David Ospina cruzaron caminos que antes de eso transitaban de forma paralela.

Ambos guardametas han tenido una carrera similar aunque para el cafetalero la suerte le ha sonreído en más ocasiones y prueba de ello fue la "batalla" que ambos encararon por hacerse de la portería del Napoli en Italia, que terminó a favor del sudamericano.

Mientras que "Paco Memo" no ha logrado dar el brinco a un club de elite en Europa, "La Arañita" ya levantó títulos con el Arsenal y ahora vestirá la casaca celeste, que en los últimos años ha dado de qué hablar en la Serie A.

Pero antes de eso, ambos trazaron rutas similares. Guillermo Ochoa debutó en uno de los clubes de mayor arraigo en México, América, equipo con el que conquistó la Liga, el Campeón de Campeones y la Concachampions en los 8 años que estuvo en Coapa desde su debut en 2004.

Ospina vio sus primeros minutos como profesional en el Atlético Nacional, con numerosos seguidores en Colombia, y gracias a los tres títulos que consiguió en Liga, voló a Francia para debutar en el 2008 con el Nice, casaca que visitó por seis campañas.

Ochoa lo alcanzó... En 2011, después de una acusación por dopaje que resultó negativa, el mexicano firmó para el Ajaccio francés donde recaló por tres campañas antes de Brasil 2014, el Mundial que fue clave para que ambos probaran suerte en otro futbol que no fuera el francés.

Con la Copa del Mundo que protagonizó Colombia, que llegó a ser el "caballo negro" de la justa, Ospina recaló en el Arsenal de la Liga de Inglaterra, en el que quizás ha sido el periodo más gris de su carrera pues no pudo ganarse la titularidad en los cuatro años que estuvo con los "Gunners", aunque la paciencia le alcanzó para tener otro proceso mundialista como titular.

Al mexicano, por su parte, tampoco le sonrió el camino al mundial de Rusia pues no se afianzó en el 11 del Málaga, donde jugó dos campañas, y con el Granada, donde tuvo constancia, descendió.

Aún así, antes de Rusia el mexicano dejó de jugar en las principales ligas europeas y llegó al Standard de Lieja, club que lo ha hecho una figura en Bélgica pero que ni sus atajadas ahí, ni las de la Copa del Mundo de 2018, fueron suficiente carta de presentación para volver a lo mejor de Europa.

Con casi 100 partidos en su respectivas selecciones y el sabor de haber defendido en dos mundiales la portería de su país, hoy, la moneda en el aire que soltaron por Ochoa y Ospina le volvió a sonreir al portero colombiano, y le dio de nueva cuenta la espalda al guardameta mexicano.