Detrás del arco de Jonathan Orozco, un payaso vio con felicidad la debacle de los Tigres. FOTO: Mexsport Fallan de nuevo A los Tigres les pitaron tres penaltis a favor y aún así perdieron por 3-1 ante el vigente campeón de la Liga MX, el Santos.

La rivalidad de Santos y Jonathan Orozco contra los Tigres tuvo ayer otro episodio melodramático para los felinos.

Detrás del arco que defendió "Jona" en el segundo tiempo se colocó un payaso, como una premonición del peso de la derrota que iban a cargar los Tigres.

Justo ahí fue donde primero Eduardo Vargas le dijo con señas a Orozco que siguiera hablando, luego de que el ex rayado lo provocó antes del cobro, envalentonado porque en el primer penal había fallado ya André- Pierre Gignac.

El mismo payaso con los colores albiverdes fue testigo de lo que sucedió en ese mismo arco, cuando con el pie "Jona" le detuvo a Vargas el tercer penal de la noche y el contrarremate de Gignac le llegó a las manos.

Fue el momento de la venganza de Orozco y gritó a los cuatro vientos el crecerse en su arco ante los Tigres, como lo hacía con los Rayados. Se sintió de nuevo su papá, al igual que los 24 mil aficionados que acudieron a la llamada "Casa del Dolor Ajeno".

El portero regiomontano, al igual que la afición lagunera, vive los partidos contra los felinos como un verdadero Clásico, y para muestra el operativo de seguridad especial que hubo antes y al finalizar el partido, arrojando por fortuna saldo blanco.

La pena de Tigres provocó la euforia en el Estadio Corona con los gritos de "¡ole, ole!" cuando los Guerreros le paseaban el balón a los auriazules y con cánticos de "¡Jooona, Jooona!".

Y a los cerca de 300 aficionados felinos que hicieron el viaje no les quedó más que callar y salir en paz del estadio para emprender el regreso en autobús, esta vez igual que los jugadores.

Orozco también hizo silencio al final, no declaró, pero no se quedó con las ganas de tuitear: "Si ya saben cómo soy para que me invitan".