Francisco Jiménez (izquierda), acudió al estadio con su familia. FOTO: Francisco Esquivel

Solo la afición al beisbol puede hacer que los colores se queden de lado.

La inauguración del Estadio Alfredo Harp Helú reunió a miles de seguidores de los Diablos, un puñado de aficionados a los Padres y por qué no, algunos acérrimos rivales de la novena que ya disfruta de su nueva casa.

"Es apoyar a los 'pingos' aunque somos Tigres de corazón, pero es la inauguración del estadio de los 'pingos', hay que disfrutar el estadio y a ver cuándo nos hacen uno a nosotros aquí, hay que decirle a Alfredo Harp que nos lo haga", dijo Francisco Jiménez, seguidor de los de bengala.

Los Tigres, ahora en Quintana Roo, estuvieron en la capital desde su fundación en 1955 hasta el 2001 cuando partieron a Puebla. Aquí consiguieron cho gallardetes de la Liga Mexicana de Beisbol, el último de ellos en el Foro Sol.

Algunos, fieles al beisbol y a su equipo, siguen vistiendo la casaca de bengala en el parque de pelota aunque sea en casa del odiado rival.

"Está muy bonito. Hay que disfrutar el juego ante los Padres. Como aficionado al beisbol y como la familia beisbolista hay que apoyar a cualquier equipo mexicano y disfrutar a un equipo de Grandes Ligas", señaló Jiménez.