El medallista olímpico registró más de 30 luchas en el pancracio nacional. FOTO: Cortesía

El mundo del pancracio lo conoció durante tres años con el nombre de Siglo XXI, luchador que participó en más de 30 funciones en territorio nacional y que tenía un estilo muy particular para sacar a sus rivales del cuadrilátero.

Muy pocos sabían que este enmascarado no solo traía la lucha libre en la sangre porque su papá brilló al lado de El Santo, Blue Demond, El Cavernario Galindo y la Tonina Jackson, entre otros gladiadores de los años 40 y 50 del siglo pasado, también que provenía de otro estilo de lucha: la olímpica, y específicamente de la modalidad grecorromana, en la que conquistó una presea de Juegos Olímpicos.

Ese luchador de máscara roja es el subcampeón olímpico en los 52 kilos de grecorromana de Los Ángeles 84, Daniel Aceves, quien revela en exclusiva para CANCHA que incursionó en la lucha profesional para honrar a su padre, Bobby Bonales, quien lamentablemente no lo vio aplicar llaves o soltar patadas como el patriarca lo hizo.

"Practiqué la lucha libre profesional por necesidad de honrar a nuestros ancestros, y en mi caso, mi papá siempre fue un ejemplo muy importante, siempre quiso que yo fuera luchador profesional antes de que fuera luchador olímpico.

"Y no quise que transcurriera mi existencia sin darle el gusto, y sobre todo, honrar su memoria al participar en la lucha libre profesional", añade Aceves.

"Fue una experiencia muy grata y muy formativa, ya que es una de las disciplinas que menor reconocimiento tiene en todos los ámbitos, y dentro de ese contexto, en particular con un episodio en el Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL), me dio un acercamiento y, sobre todo, una vivencia con la que fue la historia de mi papá", expuso Aceves, quien siempre estuvo en el bando técnico.

"Esa vivencia puso en juego las propias capacidades que uno podría tener al participar en una disciplina muy distinta a lo que es la lucha grecorromana y el hacerlo fortaleció el vínculo con mi papá, que ya cumplió 26 años de fallecido" agregó.

- ¿Cuándo debutaste como luchador profesional?

Estuve luchando entre 2009 y 2011, lo hice con el CMLL y tuve como entrenador directo a Guillermo Díaz (actual presidente de la Federación Medallistas de Luchas Asociadas), que es olímpico mexicano y fue luchador profesional. Participe en alrededor de 35 funciones.

"Fue interactuar con un sector al que le rindo homenaje por mi papá, pero fundamentalmente porque es una comunidad que requiere sin duda alguna que haya una Comisión Nacional de Lucha Libre, que no existe, seguridad social entre otras cosas y reconocer en ese contexto la posibilidad de que México, a nivel contemporáneo, no podría entenderse en su cultura sin la lucha libre, que ya es un patrimonio cultural".

- La lucha libre es una catarsis para mucha gente...

Totalmente. El juego de las emociones... y esa catarsis es parte del escenario donde hay un desahogo social y, donde a diferencia de otras disciplinas, difícilmente ves un pleito entre el público a pesar de qué hay luchadores preferidos o los bandos de técnicos y rudos.

- ¿Por qué un luchador enmascarado?

Fundamentalmente porque el personaje de Siglo XXI enmarcaba un gusto personal. Nunca tuve una recompensa económica, luché por alrededor de tres años y nunca obtuve un pago, nunca lo quise, fue sólo absolutamente por el gusto de poder emular lo que hizo mi papá y rendirle un homenaje.

Hacerlo de manera enmascarada es porque en muchas ocasiones el prestigio social que te da ser luchador ya sea amateur, olímpico o profesional no es algo que te abone. Es algo que refrendo como un sentimiento de orgullo en la tesitura de honrar a mi papá. No me vi viviendo de la lucha libre, pero sí honrándola.

Mi papá ya no tuvo oportunidad de verme. Tuvimos una convivencia deportiva importante a través de la lucha grecorromana, y por supuesto, siempre tuvimos la comunicación de lo que él experimentó como luchador profesional.

- ¿Por qué una máscara con tonos rojos?

Fue un diseño que fuimos elaborando sobre todo dando la señal de dinámica. Habían pasado algunos años el tema del Nuevo Siglo y por eso lo de Siglo XXI. Participé profesionalmente porque no me quise morir sin tener esa experiencia, pero cuando se diseñó el personaje apenas iba a ser el año 2000 entonces tenía como que la invocación de una característica de dinámica, pero sobre todo que fuera un poco diferente a los atuendos tradicionales de la lucha libre.

- ¿Cómo fue esa adaptación o transición de la lucha grecorromana a la libre profesional?

Tuve que disciplinarme a nuevos aprendizajes y ritmos de entrenamientos, y hacerlos en una etapa de madurez porque ya tenía 45 años. Tienes que desplegar la humildad de ser como cualquier otro alumno, aprender y actuar en consecuencia tratando de considerar las ventajas que tenía en cuestión de rapidez, pero con una estatura baja y aspectos técnicos muy diferentes.

Sacar las potencialidades que puedas tener, por ejemplo soy de la misma estatura que el Hijo del Santo, hay ciertos paralelismos, ahí pues nuestros papás fueron amigos, nacimos el mismo año y tenemos características físicas parecidas", explicó Aceves, quien entrenó en el gimnasio del luchador Último Guerrero, en Iztacalco.

- ¿Cuál fue la llave o movimiento característico de Siglo XXI?

Eran unas tijeras hacia la cabeza que se desplegaban al hacer un giro para que el contrincante saliera del ring. No tiene un nombre específico son simplemente tijeras a la cabeza, y fue uno de los movimientos que más fuimos perfeccionando durante el tiempo que estuvimos participando en la lucha libre.

CONÓCELO
Daniel Aceves Villagrán
18 de noviembre de 1964
México, DF
1.58 m
Licenciado en Derecho
Maestro en comunicación organizacional
Presidente de Medallistas Olímpicos de México
Subcampeón olímpico en lucha grecorromana de Los Ángeles 84
Luchador profesional conocido como Siglo XXI