El primer partido de futbol entre Montenegro y Rusia por las Eliminatorias de la UEFA, "jugado" ayer, ya tiene un recuerdo que va más allá de las estadísticas.
Apenas iban 20 segundos cuando una bengala salió de las tribunas donde estaba la "barra brava" balcánica y se estampó contra la cabeza del portero ruso Igor Akinfeev. El cancerbero cayó al suelo dramáticamente y el partido fue
suspendido media hora. El jugador fue llevado al hospital donde reportaron que tenía quemaduras en el cuello y en el cabello. Ya en el segundo tiempo, y tras un cobro de un penal favorable a Rusia, que falló Roman Shirokov, la violencia estalló en las tribunas y se trasladó al campo de juego. El partido fue suspendido definitivamente.
El incidente de la bengala tiene su versión "friki" en Sudamérica. La historia tiene lugar un año antes del Mundial de Italia 90. El templo del futbol brasileño, Maracaná, estaba repleto. En la cancha el anfitrión contra Chile. Se jugaban el pasaje mundialista. Antes de empezar el partido el portero chileno Roberto Rojas se apersonó al veedor y le preguntó si el partido se podía suspender en caso de algún incidente violento. "Encontré absurda su pregunta, pero no le tomé importancia. Nunca imaginé que estaría relacionada con lo que pasó", recuerda años después Eduardo Rocca-Couture.
Apenas iniciado el segundo tiempo la Verde-Amarela se pone adelante con un gol, lo que significaba la eliminación del equipo chileno.
Pero, en el minuto 67 una bengala cayó en la cancha junto a Rojas. El drama se apoderó del escenario y de la transmisión televisiva. Se veía al guardameta tirado en la cancha y con sangre en su cara. El partido fue suspendido por el árbitro argentino y los chilenos decidieron abandonar el campo aduciendo falta de garantías. Al otro día, se descubrió el "compló". Los videos mostraron que la bengala no había tocado a Rojas. "Veo claramente que no le da. Lo veo arrastrarse hacia el humo y digo: 'Este muchacho está loco, se quiere quemar a lo bonzo'", revive el veedor uruguayo.
Después de los interrogatorios oficiales, el portero confesó que se se había cortado con una hoja de afeitar que guardaba esperando la ocasión oportuna para hacerlo.
Su farsa le costó la suspensión de por vida (lo perdonaron en el 2000), la eliminación inmediata de Chile de las Eliminatorias para el Mundial de Italia y del de Estados Unidos 1994.
Rojas sigue viviendo en Brasil y actualmente es el entrenador de porteros del Recife.
Esperemos que, si algún día encuentran al autor (o autora) del ataque al portero ruso, no le ofrezcan posar desnudo/a en la versión montenegrina de Playboy (si la hay), como le ocurrió a Rosanery Mello do Nascimento, alias "la fogoteira do Maracana", quien fue la que lanzó la bengala aquella noche de 1989 tras la portería chilena. Una noche tan insultante para el futbol como la de ayer en Montenegro.
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