Señoras y señores, si los dueños y directivos no se han dado cuenta de que la luz roja está encendida para la Liga MX, dada la violencia existente en las gradas -la cual hace mucho dejó de ser un incidente aislado y ahora es una constante- están en un lamentable error.
Esto puede llegar a convertirse en tragedia más rápido de lo que pensamos; son hechos bochornosos y alarmantes que tratan con mucha suavidad en la Comisión Disciplinaria, la Liga y la Federación.
Si no tomamos en serio el asunto de los castigos por lo que pasa en las tribunas, estamos caminando hacia un abismo.
¿Qué culpa tiene la gente inocente que va a ver un partido de que haya desadaptados mentales, drogados y alcoholizados que van a crear vandalismo en una tribuna?
Si la Disciplinaria se convierte en un cómplice silencioso, que actúa con indiferencia, cobardía y negligencia al imponer castigos, está dando por hecho que esto para ellos significa simplemente "algo".
Los clubes y directivos deben saber que es hora de desaparecer las barras, que están hechas, creadas, mantenidas en viajes y boletaje, en todo, por los clubes.
Habrá equipos que digan que no, pero la mayoría debe saber que las barras están inmiscuidas en hechos que han señalado a países como Inglaterra, Holanda, Argentina y ahora México.
¿Hasta dónde vamos a llegar? ¿Hasta qué punto el futbol mexicano se va a dar cuenta que un día habrá una gran tragedia? ¿Por qué no prevenir antes de lamentar?
Hay que castigar con mayor severidad cualquier tipo de violencia en un espectáculo que era familiar y ha dejado de serlo.
Hoy el riesgo de llevar a un hijo, hija o mujer a un partido de futbol es enorme, porque un grupo de violentos se pega de golpes contra el equipo rival y no le importa quién esté a su alrededor.
Hay que resguardar los recintos y apoyarse con las tres instancias de seguridad: la Policía estatal, municipal y federal, para tener seguros los estadios.
Son multitudes las que llegan a los partidos y tenemos que entender que el futbol no tenis. No existe algún otro deporte en el que se peguen barras contra barras.
Se ha dado en el futbol, lamentablemente, y lo hemos copiado de otros países y esto ya llegó al futbol mexicano para crecer sin parar.
Los castigos son suaves, simples multas que un directivo con dinero paga sin problema y que, además, se siente afectado porque su equipo pelea por no descender o porque no se castiga a fulano de tal.
Queda demostrado que en México están los intereses de pocos por encima de la seguridad de muchísimos.
La Disciplinaria y la Federación han sido rebasadas completamente.
El futbol mexicano tiene una luz roja encendida, muy seria, y en cualquier momento puede pasar algo muy desagradable.
¡Qué pena, qué tristeza!
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