Es la mezcla entre la aceptación de la vejez y la retención del talento, entre lo lúdico y lo profesional, entre el compromiso y el desmadre, pero también entre el nerviosismo y la ansiedad, tan particulares, que solo pueden ser provocados por el futbol en todos y cada uno de los involucrados.

Humberto Eco, escritor, filósofo y autor de "El nombre de la rosa", pensó que desenmascaraba al futbol cuando dijo que "es un juego, nada más que un juego y no un modo de vida". Pero hoy, después de muchos años en el futbol profesional y de muchos años fuera del futbol profesional, estamos en posición de rebatir al autor italiano y asegurar que sí, definitivamente sí es un (maravilloso) modo de vida que nos devuelve, por unas horas o unos días, parte de aquella plenitud que tras el retiro vimos partir con resignación.

Ser futbolistas nos identifica mucho más conforme pasan los años, porque ya todos hemos experimentado lo que significa ser uno más en la sociedad, porque el tiempo y la realidad nos aterrizaron y porque cruzamos por la crisis del "día después" cada uno, de su muy particular manera. Los conflictos y las rivalidades se volvieron una gran excusa para convivir y las secuelas de tantos años de machacar el cuerpo a diario, un mismo lenguaje.

Esta vez ha sido posible, gracias a la empresa Global W México, convivir tres días con los rivales, veteranos todos ellos (de admirable trayectoria) en la Liga Española, y crear vínculos que incluso nos permitieron brindar ya con la nostalgia prematura poco antes de partir. Y es que la impecable organización y el cuidado de los detalles comprometen y se agradecen. Seamos francos, pocas veces nos hacen sentir, hoy en día y alrededor de los 50, útiles e importantes dentro del futbol, pero ellos han tenido el toque para hacerlo.

"Aquí ya no hay lugar para las divas de la cancha", bien podría leerse al momento de hacer el check in en el hotel y sentarse a la mesa con el resto. Son eventos para fortalecer o reunificar... para perdonar y proseguir... pero también para conocer y valorar a través de otras actividades.

El mensaje sería más o menos así: te devolvemos el olor del pasto a cambio de atención hacia los niños... te proporcionamos la adrenalina que tanto extrañas por unos cuantos autógrafos... te reactivamos el nerviosismo de la competencia si estás dispuesto a tomarte fotos con nuestros invitados... te desempolvamos la emoción de la competencia si compartes tus conocimientos con los niños... te devolvemos pasajeramente el mote de "celebridad" si te pones al menos por un rato la camiseta del altruismo. Nadie mínimamente centrado lo rechazaría.

Hay quienes aseguran que el futbolista muere dos veces, la primera el día de su retiro. Oportunidades como estas para representar a @leyendasmexico vs #LaLigaLegends no solamente logran sacudirnos el cochambre sino regresar por un breve lapso de nuestra "primera muerte" y vivirlo con mayor intensidad y sensibilidad mientras dura.

Del otro lado de la pantalla o de la tribuna la combinación no es menos particular: la curiosidad llena de morbo, la admiración con cierta burla y las jugadas de alarido que cada uno de los involucrados realizó en su tiempo, junto a las facultades claramente disminuidas pocos o muchos años más tarde. El futbol es desde hace muchos años y hasta el final de nuestros días, un modo de vida y no solamente un juego.

 
Twitter: @felixatlante12