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Muy merecido título
Rafael Alarcón | 25-07-2017
en CANCHA
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"El golf es lo más cercano al juego que llamamos vida. Podría tener mala suerte en golpes buenos o terminar bien con golpes mal hechos. Al final tienes que sacar el mejor provecho con lo que vaya sucediendo".

Bobby Jones, profesional de golf
 
 
Justo hace un año nos tocó una de las finales más grandiosas y emocionantes en la historia del Abierto Británico. Nunca imaginé que tan pronto vería otra semejante, o tal vez mejor. El épico duelo y la calidad de juego vista entre Henrik Stenson y Phil Mickelson poco difiere a lo que hicieron Jordan Spieth y Matt Kuchar este año, más bien dicho lo que hizo Spieth.

El que fuera una vez número uno del mundo y que parecía infalible hasta perder el Masters del 2016 está de regreso y de forma majestuosa. Sin duda alguna haberse ido al agua dos veces en el hoyo 12 de la ronda final después de tener esa cómoda ventaja le pegó duro a la seguridad y confianza.

Fue hasta este año que mostró señales claras de estar superando los demonios del golf, esos pensamientos que atacan la concentración trayendo malos recuerdos justo antes de pegar la bola.

En el Británico fue líder del torneo desde el jueves, para el inicio del domingo llegó con una ventaja de tres golpes sobre Kuchar como resultado de jugar magníficamente y embocar una muy buena cantidad de putts entre los 3 y 6 metros, pero el domingo perdió todo rápidamente al iniciar con tres bogeys en los primeros cuatro hoyos, otro bogey al nueve lo puso empatado con Kuchar.

Así se fueron hasta llegar al 13 donde Spieth pegó otro horrible driver a la derecha, esta vez no se salvó de tener un tiro imposible de jugar en el alto pasto de tipo festucas y tuvo que hacer un dropeo con penalidad. Buscando minimizar el daño para mantenerse en la pelea debatió durante 20 minutos con los jueces de reglas para aprovechar lo permitido y logró salvar uno de los mejores bogeys de la historia del campeonato.

El putt embocado desde 3 metros fue detonante para recuperar el enfoque en la meta de ganar a pesar de la mala calidad de sus golpes de salida, en los siguientes cinco hoyos Spieth hizo birdie, águila, birdie, birdie, y par para dejar a los aficionados del mundo boquiabiertos y a Kuchar sin poder comprender cómo no ganó él, si jugó los últimos cinco hoyos para merecer el campeonato.

Spieth nos dejó una gran lección de cómo en el golf lo importante es sacar el score mas bajo, ya sea por los golpes buenos o saberse recuperar de los malos, y que igual valor tiene un driver acertado de 300 yardas que un putt embocado en el momento preciso. La confianza en un mismo hace maravillas sobre el resultado.

Spieth ganó el torneo más importante de sus 11 anteriores y dos "Majors". Ya tiene mejor récord que Jack Nicklaus y Tiger Woods antes de cumplir 24 años. Si ya bien en el pasado poseía el reconocimiento de sus compañeros y fanáticos por su carisma, humildad y gran caballerosidad, ahora sabemos que será dueño del mejor cierre en la historia de un campeonato "Major" con esos cinco bajo par en los últimos cinco hoyos. El título otorgado por la Royal & Ancient Golf Club de "Champion Golfer of the Year", junto el trofeo "Claret", es merecido de sobra.

Hasta el próximo green.

 
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