Guerra cantada Ahora que Jesús Martínez salió a encue..., perdón, a ventilar los tejes y manejes en este lío de los derechos de transmisión, me llamó la atención su advertencia de que nunca más será amigo de Alejandro Irarragorri.
Y es que me quedó muy claro que el jaloneo no sólo dividió, sino que fracturó la relación de varios miembros de la FMF, pero no la de Martínez e Irarragorri, ya que esa se había descompuesto desde hace mucho, muuucho tiempo.
Cuentan que ambos personajes lograban mantener la serenidad en bastantes ocasiones, excepto cuando a alguien se le ocurría comparar sus proyectos o poner al presidente del otro equipo como ejemplo de lo que fuera, porque ahí en verdad que ardía Troya.
Dicen que no fueron pocas las ocasiones en que Irarragorri le puso un alto a los interlocutores que intentaran destacar algún logro de Chucho Martínez, ya que él nunca ha simpatizado con la forma en la que se maneja el dueño de los Tuzos, mientras que allá en Tuzolandia de lo que se queja el mandamás es que le han copiado todos su proyectos.
Desconozco cómo acabe todo este merequetengue, pero no duden de que hace muchos años había guerra cantada entre ambos dirigentes, y el Tricolor sólo fue un detonante para que sus diferencias salieran a la luz.
Susto en el infierno Fíjense que el sábado pasado más de uno se llevó un tremendo susto en la tribuna de Palcos VID del Nemesio Diez, durante el primer tiempo del Toluca-América.
No tenía ni 15 minutos el partido cuando un aficionado de 70 años sufrió un paro respiratorio, que incitó a más de uno a gritar para pedir la pronta asistencia de algún doctor.
Sin embargo, al ver que nadie aparecía en auxilio del señor, que se había quedado impávido en su butaca, a algunos de sus vecinos no les quedó de otra que intentar de todo.
Uno de ellos buscó darle respiración de boca a boca mientras otro le daba palmaditas en el pecho, como si quisiera bombear el corazón.
Pasados tres minutos fue cuando por fin subieron dos paramédicos quienes no pudieron brindarle atención ahí, por lo que algunos seguidores tuvieron que cargar al señor para desalojarlo de la tribuna.
Fue un buen susto que no sólo generó cierta alarma en la casa de los escarlatas, sino que también demostró que no hay una pronta reacción de los servicios médicos en caso de alguna emergencia.
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