Un final de película

José Pablo Coello
en CANCHA


Nick Foles pudo haber jugado su último partido con Filadelfia el pasado domingo en el U.S. Bank Stadium de Minneapolis. Y es que a pesar de que su contrato con las Águilas tiene un año más de vigencia, el nivel que mostró durante los Playoffs lo ha convertido en una valiosa moneda de cambio para su equipo.

El mariscal de campo que hace un año estaba desempleado y que firmó un contrato con

el equipo dirigido por Doug Pederson sólo para ser el suplente de Carson Wentz, hoy es el hijo predilecto de la Ciudad de la Hermandad, y pudo haberse ganado, además del "MVP" en el Super Bowl, la oportunidad de volver a ser titular en la NFL.

En un duelo de ofensivas, en el que se rompió la marca de más yardas totales en la historia de la Liga, Foles le ganó una inolvidable batalla a Tom Brady y le dio la vuelta al partido con menos de tres minutos en el reloj, luego de conducir con maestría una marcha que se llevó casi la mitad del último cuarto. Ese pase de anotación para Zach Ertz, se convirtió en el capítulo final de una historia increíble que nos recuerda la importancia de no rendirse y de saber aprovechar las oportunidades inesperadas.

Hace menos de dos meses, Filadelfia, un equipo que se sobrepuso a la pérdida de jugadores fundamentales como Darren Sproles, Jason Peters, Chris Maragos, Caleb Sturgis y Jordan Hicks, había puesto su destino en manos del veterano de 29 años tras la lesión de su mariscal de campo franquicia. Y a pesar de haber rescatado el triunfo ante los Carneros y de haber tenido una actuación sólida frente a Gigantes, sus problemas para mover la ofensiva contra Oakland y Dallas, habían convencido a los expertos que las Águilas no llegarían lejos en los Playoffs.

Aun después de los triunfos en casa sobre Atlanta y Minnesota, pocos suponían que Foles fuera a ser capaz de soportar la presión del partido por el título, en el que tendría que enfrentarse al mejor mariscal de campo de esta generación. Tom Brady, en busca de su sexto anillo de Super Bowl, jugó un partido casi perfecto, con 505 yardas por aire y tres pases de anotación. Sin embargo, el balón perdido tras la única captura del encuentro, terminó marcando la diferencia y dándole a Foles el triunfo más trascendente de su carrera.

Por el momento, la ciudad de Filadelfia sigue de fiesta y con justa razón. Desde 1960 no celebraban un título de la NFL, y el domingo han visto a su equipo levantar por primera vez el trofeo Vince Lombardi.

Una vez que concluyan los festejos, la directiva tendrá que tomar una decisión complicada con respecto al futuro de Nick Foles, el héroe del Super Bowl LII, que, paradójicamente, podría iniciar la próxima campaña jugando para otro equipo.

 
 
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