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La dominguera
San Cadilla | 29-04-2018
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Portero sin guantes
 
Hay acciones en la cancha que marcan la carrera de un futbolista: nada más basta recordar la falla de Luis Hernández frente a Alemania, en Francia 98; el cabezazo de Zinedine Zidane a Marco Materazzi, en la Final de Alemania 2006; la Mano de Dios, de Maradona, en México 86... en fin, las anécdotas futboleras pueden darles horas de plática a los aficionados quienes, emocionados, recordarán cómo las vivieron.

El Atlético de Madrid todavía no puede presumir un trofeo de la Liga de Campeones, aunque ha estado cerca, tanto como a un minuto, pero el destino se la ha negado. La última vez fue en 2014, en Lisboa, cuando Sergio Ramos conectó un cabezazo que terminó en el gol del empate 1-1 en el último minuto y mandó el juego a los tiempos extra, en los que el Real Madrid se impuso 4-1.

¿A quién culpar? Probablemente a la defensa, por su deficiente marca; al destino, o a la mala suerte. Hasta ahora, al Atlético se le ha negado la Orejona, un galardón que acarició por primera vez en 1974, pero de aquella ocasión todos recuerdan al culpable.

 
 
ORGULLO CORDOBÉS
 
Cuando Miguel Reina Santos (21 de enero de 1946, Córdoba, España) debutó en Primera División, a los 18 años, con el equipo de su ciudad natal, sentía que había cumplido el sueño de su vida.

Inició su carrera en las Fuerzas Básicas del CF y en su partido de estreno, contra el Elche, en 1964, su equipo se impuso 2-0.

Sólo permaneció dos temporadas en el club de sus amores, pues su calidad como portero lo llevó al Barcelona, en el que jugó siete años. En la temporada 72-73, su última como blaugrana, sumó 824 minutos sin recibir gol, una marca que continúa vigente en la historia del club.

En 1969 fue convocado a la Selección española, en la que sumó cinco partidos durante su carrera -era considerado suplente de José Ángel Iribar- y permitió tres goles.

En 1973 se sumó a las filas del Atlético de Madrid, en el que jugó hasta 1980, cuando puso fin a su carrera, en la que acumuló 312 partidos en Primera División.

Como colchonero ganó la Copa del Rey y el título de Liga, en la temporada 76-77, y jugó la Final de la Copa de Europa, en la temporada 73-74.

 
 
EL ERROR
 
La primera vez que el Atlético llegó a la Final de la Copa de Europa se enfrentó con el poderoso Bayern Múnich, que contaba con estrellas como Sepp Maier, Franz Beckenbauer, Gerd Muller, Uli Hoeness y Paul Breitner.

Pero el cuadro español tenía lo suyo: además de Reina, jugaban Luis Aragonés, José Eulogio Gárate, Jabo Irureta y José Ufarte.

El partido se llevó a cabo el 15 de mayo de 1974, en el Estadio Heysel, de Bruselas.

Con Reina y una férrea defensa, el Atleti había pasado imbatido en Cuartos, ante el Estrella Roja, y Semifinales, contra el Celtic de Glasgow.

Tras el empate sin goles en tiempo reglamentario, la Final se fue a tiempo extra. A sólo 6 minutos del último silbatazo de Louis Loreaux, Aragonés marcó el 1-0 para el cuadro madrileño, que acariciaba la máxima gloria del futbol de clubes en Europa.

Entonces llegó la desgracia: un disparo de Hans-Georg Schwarzembeck, desde fuera de área y a 30 metros de la línea de meta, superó a Reina, quien estaba fuera de su posición y realizó una estirada inútil. Resultó curioso que no llevara sus guantes puestos.

La leyenda urbana, una que jamás se ha aclarado con precisión, dice que el portero cordobés llegó tarde al disparo porque segundos antes le había regalado sus guantes a un fotógrafo del diario Marca, eufórico por el inminente triunfo del Atlético.

Con el 1-1 final, debió jugarse un partido para el desempate, dos días más tarde, en el mismo estadio. El técnico Juan Carlos Lorenzo decidió mantener a Reina en la portería. Los alemanes ganaron 4-0.

 
 
LA LEYENDA
 
Después de la derrota en Heysel, Reina pasó días sin dormir, pues un segundo había marcado su carrera.

"Un niño nacido en Córdoba, jugando en el equipo donde siempre había querido jugar, estaba en la Final de la Copa de Europa. ¡Madre mía! ¿Qué más podía pedir? Pero también una sensación de tristeza, porque a ese partido le debía haber sobrado un minuto. Cuando recogí el balón de dentro de la portería, ya no dio tiempo para nada", comenta en una entrevista para el diario madrileño Público, en 2016.

Reina, hasta la fecha, mantiene el misterio sobre lo que sucedió esa noche y el porqué de su llegada tarde al remate de Schwarzenbeck.

"Creo recordar que fue un saque de banda y apenas quedaba tiempo, poco más de 30 segundos y Schwarzenbeck, que ya lo había intentado antes, cogió la pelota y chutó. Una desgracia, estaba de Dios que ese día el Atlético de Madrid no tenía que ganar un título", agrega.

"La vida es como es... la pena es que deberíamos haber tenido más experiencia internacional, aguantado el balón, provocar alguna tarjeta, perder tiempo o abrazarnos al árbitro, si fuera necesario. Le ha dado vueltas, muchas, no sabes cuántas".

Ese incidente no se borra de la mente de los aficionados y, para bien o para mal, el nombre de Miguel Reina no se olvida.

"Años más tarde, de Barajas me marchaba a Lisboa. Escuché a dos personas, y uno de dijo al otro: 'Ése es Reina'. Les contesté: 'Buenos días, señores'. De repente uno de ellos dice: 'Es el hijo de puta que se encajó el gol en la Final de la Copa de Europa'", recuerda.

"Yo contesté educadamente: '¿Tú te habrías acordado de mí sino fuera por esa Final?'. Acabamos tomando café juntos hasta que me subí al avión. Yo siempre pregunto: ¿Se acordaría la gente de mí de no haber pasado eso?. Si hubiéramos ganado aquel día, nadie se acordaría de mí".

 
 
¿Y AHORA?

Miguel Reina le heredó a su hijo, Pepe, su gusto por el futbol y los guantes. El actual portero del Nápoles también defendió los colores del Barcelona y la Selección de España, a la que ha defendido en tres Mundiales.

Pepe también jugó para el Bayern Munich, el verdugo de su padre.

En 2011, Miguel participó en las elecciones municipales de Córdoba y en 2013 se convirtió en el concejal de los deportes del Ayuntamiento de su ciudad.

Hoy tiene 72 años y nunca le huye a hablar de la noche que marcó su vida.

"Lo peor de todo es que Schawarzenbeck un día me dijo que tiró por tirar", confiesa, con una sonrisa.

 
 
Mail: san.cadilla@mural.com
Twitter: @SanCadilla
 
 
 
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