Dentro de una semana, los Carneros y los Patriotas se verán las caras en el Super Bowl LIII. Aunque sus victorias ante Santos y Jefes en los juegos de Campeonato fueron por escaso margen y con polémica arbitral incluida, me parece que ambos equipos están en el duelo por el título por merecimientos propios. Hoy, que ambas escuadras se preparan para llegar a Atlanta y enfrentarse al circo mediático en que se ha convertido la semana previa al Súper Tazón, me parece interesante revisar la ruta elegida que tomaron Nueva Inglaterra y a Los Ángeles para llegar a esta instancia.
Del lado del campeón de la Conferencia Americana, la continuidad de Bill Belichick y su equipo cercano, primordialmente Dante Scarnecchia y Josh McDaniels, es el motivo fundamental por el que los Patriotas están a las puertas de su sexto título en 18 años. Robert Kraft ha tenido la madurez y la inteligencia para dejar todas las decisiones deportivas en manos de Belichick, quien cumple con las funciones tanto de entrenador en jefe como de gerente general.
Pocos equipos tienen tan claro qué clase de jugadores son los que pueden adaptarse a una cultura organizacional en la que no hay lugar para el egoísmo y las individualidades, la cual los ha llevado a mantenerse como la máxima potencia de la NFL durante las últimas dos décadas. Los cinco anillos de campeón y los nueve trofeos Lamar Hunt, le han permitido a Belichick consolidarse como uno de los líderes más admirados en la historia reciente del deporte profesional de los Estados Unidos.
En Los Ángeles, en cambio, el estilo agresivo de la dupla conformada por Les Snead y Sean McVay le ha permitido a los Carneros dejar atrás varios años de inconsistencia y mediocridad. Snead no dudó en apostar fuerte para reforzar el plantel tanto a la ofensiva como a la defensiva, buscando obtener resultados a corto plazo. La llegada al equipo de jugadores de alto nivel como Andrew Whitworth, Brandin Cooks, Ndamukong Suh, Dante Fowler Jr., Aqib Talib y Marcus Peters, ha resultado un acierto, a pesar de la personalidad problemática y controversial de muchos de ellos.
McVay, con una personalidad inusualmente carismática, tomó el control del vestidor desde sus primeros días como entrenador en jefe y su energía inagotable y los resultados positivos, simplemente confirmaron el voto de confianza que le dieron sus jugadores.
Más allá de lo que suceda el próximo domingo, el modelo de Nueva Inglaterra me parece más estable y con mejores posibilidades de trascender a mediano plazo. Sin embargo, ese es un asunto secundario por el momento. Por lo pronto, nada es más importante que el duelo que pondrá frente a frente a dos escuadras que, habiendo seguido rutas muy distintas y contrastantes, sueñan con levantar el trofeo Vince Lombardi en el Mercedes Benz Stadium de Atlanta.
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