El extraño caso Antuna

Carlos 'Warrior' Guerrero
en CANCHA


Mago, malabarista y hasta brujo blanco parecería. También buen futbolista. Siempre será grato ver a un joven que muestre condiciones para irrumpir abrupta y sanamente en un equipo.

Más allá de las circunstancias, rivales y escenarios, resulta una delicia saber que alguien levante la mano y que aproveche los minutos concedidos en una etapa donde vestir la camiseta verde no a todos

interesa.

Su permanencia en Selección Mexicana siempre pendió de un hilo. Nunca estuvo verdaderamente contemplado para ser parte de la Copa Oro. Martino lo llamó para probarlo en los amistosos ante Venezuela y Ecuador. Ese era el plan. Tenerlo como complemento y aventarlo al ruedo de la competencia interna para conocer su potencial.

Caminó durante días sobre una cuerda floja. Y todavía Martino le colocó una capucha en la cabeza cuando anunció que causaría baja en caso de que Edson Álvarez se recuperara de la lesión. Antuna soportó el vértigo y el temor psicológico de una decisión que no estaba en sus manos. Aún así, siguió dando pasos firmes y, con el paso de los días, mantuvo el equilibrio superando la prueba mental.

Uriel terminó quedándose. Ante tantos soldados caídos fue registrado para la Copa Oro. Y aunque no estaba dentro del presupuesto que arrancara como titular ante Cuba, el destino volvió a sonreírle cuando Pizarro, por una molestia que viene acarreando desde Liguilla, no pudo ser parte del once. El resto de la historia la conocemos todos.

El hombre del Galaxy de Los Ángeles que acompaña a Zlatan Ibrahimovic en el ataque, aprovechó la pobreza de un adversario que ofreció nula resistencia para clavarle tres goles. No es parámetro, cierto, todos coincidimos en ello, pero tampoco es para manifestar a rajatabla que fue una simple casualidad.

Tiene 21 años y un futuro promisorio. Sus ídolos de la infancia - nos reveló en entrevista - fueron Oribe Peralta y Christian Benítez. Ni siquiera le tocaron los tiempos de Borguetti, del "Pony" Ruiz o de Caballero.

Mientras habla para las cámaras, muestra con humildad el balón del triplete de su debut en juego oficial. Se aprecian las firmas de todos su compañeros. Está como niño con juguete nuevo y ha guardado el esférico como onírico recuerdo y como primer regalo para el hijo que está en camino.

Osorio lo llamó por primera vez a Selección Mexicana por un tema de logística durante una gira europea. Jugaba en Holanda para el Groningen y junto a Omar Govea fue convocado. En MLS encontró regularidad, minutos y ese escurridizo estilo que le permite destacar.

Si pudo avanzar vendado de los ojos, tendrá que aprender a jugar hasta pisando vidrios para que de brujo pase a faquir todoterreno.

 
Twitter: @CARLOSLGUERRERO