Bienvenido, 'Tata'

Carlos 'Warrior' Guerrero
en CANCHA


Bien lo dijo en una de sus conferencias. El nuevo en esto, es él. Y tiene razón.

Qué difícil debe resultar ser nuevo en este extraño y espinoso mundo de tránsito lento, donde ni ganando o goleando, la satisfacción está garantizada. Esta historia la he visto decenas de veces y la extraña sensación es la misma.

Con el rodaje de la pelota, los técnicos se van desgastando a tal grado

que el rostro se les desencaja y el gesto se les torna áspero y adusto.

Lo vi y lo viví con José Manuel de la Torre y aquella Copa de Oro en el 2013 donde se perdió en dos ocasiones frente a Panamá y donde México quedó fuera en Semifinales con un desempeño paupérrimo. Si ya de por sí el "Chepo" caminaba con el puño apretado y el ceño fruncido por aquellos tiempos, la Copa Oro fue el fracaso que cavó parte de su tumba. Socavón de un sepelio anunciado que dejaría meses después, uno de los estados más caóticos e inestables en la historia reciente de Selección Mexicana.

La misma impotencia y frustración que se le ha visto a Martino en el banquillo en los últimos dos compromisos, me recuerda a Miguel Herrera en el 2015, cuando, de no ser por un arbitraje escandalosamente favorable para los nuestros, México hubiera quedado eliminado desde Cuartos de Final.

Mismo caso con Osorio hace dos años cuando Jamaica, con un gol en tiro libre, enmudeció el Rose Bowl en plena Semifinal. México regresó a casa antes de lo previsto y aquello se convirtió en templete perfecto para que el colombiano volviera a ser crucificado ante la opinión pública. Otra de las tantas gotas que derramaron su vaso.

Me sé de memoria los diálogos y las escenas en la cancha y en las conferencias al término de los partidos. La Copa Oro desquicia, trastorna y enloquece. No existe fórmula para no salir raspado en este mundillo donde hacer siete goles es insuficiente porque debieron ser nueve y donde recibir gol es pecado mortal.

Pero aquí nos tocó vivir y no hay para dónde hacerse. Lamentablemente, la Copa Oro no genera ningún tipo de desarrollo a nuestra Selección y sí muchos dolores de cabeza. Insisto, se pierde más de lo que se gana y aún ganando no se crece nada.

Es un circo rodante. Tres sedes hasta el momento, más de 4 mil kilómetros recorridos y tres husos horarios distintos. Del nivel del mar a la altura y de la altura al nivel del mar. De costa a costa, con demoras de hasta 12 horas en los vuelos chárter y un arribo a las 5 de la madruga cuando la Selección se trasladó a Charlotte.

Bienvenido, "Tata". Te presento a la Copa Oro. Espero que esta historia termine mejor que la de tus antecesores. Es una arena movediza, un sitio lodoso. Nunca sabes con lo que te vas a topar. Es una mala película de terror. Te ves mal si gritas y de la sala de cine no puedes salir. Tienes que aguantar hasta el final.

 
Twitter: @CARLOSLGUERRERO