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Cuando ser viejo es una gloria
Homero Fernández | 07-06-2014
en CANCHA
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Si llega a participar un solo minuto en Brasil 2014 se convertirá en el jugador más viejo de toda la historia de los Mundiales.

Faryd mide más de un metro 90 y ha defendido a 11 equipos en sus 24 años de carrera, entre ellos tres que se marcaron en su corazón: Cali, Independiente de Avellaneda y Galatasaray. Para estar a punto de una posible convocatoria de Selección, siguió entrenando en solitario.

No fue el prototipo de los niños pobres que bajan de las laderas colombianas para salvar a sus familias con su talento en los pies. Él pudo estudiar en una escuela de pago y haber llegado a ser psicólogo, que era lo que le gustaba, "si no hubiera dejado de leer".

Primero fue volante en el equipo escolar. Lo había intentado todo en distintas posiciones del campo (inclusive pensó en ser director técnico) hasta que un día el portero titular no llegó y se acordaron de él, no sólo por su estatura sino porque además practicaba voleibol.

Acerca de su lugar en la cancha ha confesado que le resulta cansado, o más bien aburrido, porque hay que estar todo el tiempo parado. Es cierto, ¿alguien ha visto a un portero sentado bajo su arco aunque la pelota esté varios minutos lejos?

También ha dicho Faryd que es molesto oír constantemente los insultos proferidos por los aficionados rivales. "Los otros jugadores al menos corren y nunca se enteran de todo lo que nos gritan".

No usa amuletos cuando entra a la cancha y antes de hacerlo siempre reza. "Cuando estuve en México compré un cuadro inmenso de la Virgen de Guadalupe. ¡Es tan hermoso!", contó una vez.

Por sus ancestros, Faryd Mondragón tiene sangre libanesa en sus venas colombianas. Su país lo recuerda como el principal actor involuntario del drama que le mantenía llorando en la cancha tras la victoria inglesa que los eliminaba del Mundial de Francia 98. Un encuentro del que fue testigo el árbitro mexicano Arturo Brizio.

Igualmente, tiene espacio para los fanáticos que no lo quieren tanto y le llaman "Mondragol". Resguarda dentro de sus honorables recuerdos haberle convertido un penal nada menos que a José Luis Chilavert en 1997 en el Torneo Argentino.

Faryd va a cumplir 43 años en junio. Cuando disputó un amistoso en 2013 contra Holanda (0-0) cuenta que el entrenador Louis Van Gaal pasó junto a él y le pidió "el secreto para seguir viéndose tan joven al paso de los años".

Solo necesita su minuto de gloria en Brasil 2014 para batir la marca del camerunés Roger Milla, y para regresar 20 años después de su primer Mundial.

Todo está en las manos de José Peckerman, el entrenador argentino, a quien dijo el portero que nunca le sugeriría un cambio de conveniencia aunque las circunstancias lo pidieran a gritos (junto con la familia de Mondragón).

¡Todo no se puede, viejo!

 
homero.fernandez@reforma.com
@MUNDODEPELOTA
 
 
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