Entre más conocemos de la historia del Clásico Regiomontano, los acontecimientos, lejos de ser comprensibles, se vuelven tan misteriosos que ni la psicología ni la retórica son capaces de descifrar.
Y esto se debe a que, en última instancia, nosotros mismos somos parte del misterio.
¿Por qué naciste Rayado? ¿Por qué tienes tatuado los colores de los Tigres? Sólo Dios sabe.
A
lo largo de los últimos 40 años, hemos alimentado este fascinante antagonismo con anécdotas, aventuras, leyendas e intrigas. Y la discrepancia sigue intacta entre los bandos.
¿Quién es el amo de la Ciudad? Un partido entre Tigres y Monterrey no es un rompecabezas para resolver, no es una pregunta que debe ser respondida, pero sí un fenómeno que nuestros instintos nos obligan a presenciar. Si la derrota es misteriosa, la victoria lo es aún más.
De cara al Clásico 103, los Rayados deberían tener una ventaja por ser locales, también por llegar con menos acumulación de partidos y lesionados. Pero de antemano sabemos que ninguno de éstos u otros argumentos serán determinantes, y menos cuando ya vimos lo que le pasó al Monterrey en el Azteca o a los Tigres contra nueve cruzazulinos en la cancha del Universitario.
El equipo de Barra no pudo validar su idea de juego en el escenario más importante del futbol mexicano. En lo personal vi un Monterrey completamente descuadrado con Humberto Suazo tirado a la banda izquierda, intentando tapar la salida del lateral local, mientras que a Neri Cardozo, extrañamente, le asignaron la banda contraria.
Y a Severo Meza lo volvieron a confundir en la charla técnica con Bernardo Hernández, relegándolo a suplir la baja del "Chispa" Velarde.
Si a esto le sumamos que Lucas Silva se oxidó con la lluvia y que la única opción de contragolpe la desperdiciaron Neri y Pabon, de ninguna manera podemos respaldar el análisis de Carlitos Barra: "Hoy hicieron un buen partido y creemos que estamos muy cerca de lo que el equipo puede llegar a ofrecer".
Pero del otro lado de la Ciudad, sin obviar el repaso que le dieron al Cruz Azul durante la primera mitad y que se ganaron los tres puntos con dos ausencias calificadas como insustituibles, el sólo hecho de terminar arrinconados frente a nueve jugadores en tu propia cancha no deja de alarmar.
Y aunque los seguidores de la "U" hablan mucho de Burbano y Guerrón, no olvidemos que el equipo de Ferretti también salió a flote gracias a tres jugadores que antes de iniciar el torneo no eran titulares: Dueñas, Torres y Lugo.
PD: ¿Dosificarán los Tigres contra el Toluca? Lo seguro ya no tiene misterio. Y el Clásico Regiomontano es mucho más que una pregunta.
¿No cree usted?
Lo escrito, escrito está.
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