Entre la sanción y el premio para los espontáneos

Félix Fernández
en CANCHA


¿Sabe quién es Octavio Pérez Muñoz? Seguramente no. Es aquel espontáneo que se metió a la cancha del Estadio Morelos durante una Semifinal entre Morelia y Cruz Azul, en mayo de 2011, y que ocasionó una gran bronca, con el "Chaco" Giménez y Chuy Corona como protagonistas de agresiones pocas veces vistas: el primero sobre el propio espontáneo, el segundo hacia el preparador físico de Monarcas ¿La

razón de su invasión al campo? Saludar a un jugador.

A raíz del retiro de las mallas de protección que dividían el campo de las tribunas, cada vez más espontáneos han decidido saltar a la cancha en busca de unos segundos de "fama", de atención y hasta de autógrafos. Eso sí: con el pleno conocimiento que al ser aprehendidos, la sanción será tan, pero tan leve que habrá valido la pena ese imprudente atrevimiento.

Incongruente: las mallas en México, fueron retiradas por "seguridad", luego de la balacera a las afueras del Estadio Corona.

La presencia de futbolistas queridos por la afición aumenta la posibilidad de ver a estos intrépidos, pero irrespetuosos espontáneos. Ronaldinho ha firmado camisetas a medio partido al centro del campo con Querétaro, Memo Ochoa se ha tomado la libertad de proteger a estos invasores, y Messi también accedió al autógrafo.

El futbolista se encuentra entre la espada y la pared ante la presencia de los espontáneos, y su reacción, sea cual sea, genera inconformidad: el rechazo genera molestia inmediata del público presente, la bienvenida complica las labores de los elementos de seguridad e incita la imitación de otros y la reacción, en caso de ser insultados o agredidos, significa sanciones drásticas para el propio jugador.

La gente en las redes sociales justifica ese ingreso como la única posibilidad que tienen de acercarse a sus ídolos y, por lo tanto, les parece válido. Esto es simple: brincarse al terreno de juego está prohibido y, mayor o menor, es un delito (que a mi juicio debería ser duramente sancionado), así de fácil. Es, al final de cuentas, un riesgo y una amenaza para el jugador.

Justamente esta semana, un espontáneo más, esta vez en Alemania, burló la seguridad en el encuentro entre Hamburgo y Bayern Múnich, para provocar al francés Frank Ribery, quien reaccionó, de entrada, pero casi de inmediato se contuvo.

En abril de este año se formuló la "Ley contra violencia en los estadios", luego del enfrentamiento entre policías y barristas de Chivas. Esta Ley creó el delito de "violencia en eventos deportivos" y sanciona estas agresiones. Hoy parece cada vez más urgente castigar con mucha mayor dureza a quienes decidan invadir el terreno de juego en pleno encuentro, porque el señor Pérez Muñoz salió libre tras pagar 30 pesos y de los más recientes espontáneos, ni sus luces sobre la sanción.

 
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@Felixatlante12