Dignidad arbitral

Roberto Gómez Junco
en CANCHA


La postura asumida por los árbitros de nuestro futbol debería servirles como ejemplo a los principales protagonistas de este juego.

Aunque todavía no sepamos qué tanto consiguieron y conseguirán con ella, la presión ejercida por los incomprendidos nazarenos por lo menos demuestra que entre ellos sí existe la conciencia de gremio, la más elemental noción de dignidad, la intención de

defender un rol tradicionalmente vilipendiado.

Porque cada semana, los principales comentarios de futbol los acaparan los mejores jugadores y los peores árbitros. Si a los futbolistas se les mide por sus aciertos, a los árbitros se les examina por sus errores.

Como dice el gran Eduardo Galeano en su Futbol a Sol y Sombra, magnífico ensayo que es lectura futbolera obligada, "El árbitro es arbitrario por definición".

Y arbitrarios quienes juzgamos a la ligera su trabajo, como si pitar en un partido de futbol de Primera División fuera cosa sencilla, como si los árbitros estuvieran obligados a ver siempre todo lo que nosotros vamos poco a poco viendo con la ayuda de varias cámaras.

En lugar de satanizar a los árbitros semanalmente, bien haríamos en tratar de entender el grado de dificultad inherente a la labor que realizan. Intentar comprender lo que implica el tomar decisiones al instante, en el vértigo del juego, sin repeticiones de por medio ni varias tomas a su disposición.

Si por definición los árbitros son arbitrarios, también muchas arbitrariedades se cometen en contra de ellos, empezando por la de resaltar insistentemente sus inevitables errores y muy de vez en cuando reconocerles sus innumerables aciertos.

En este caso, el enorme acierto de los silbantes, con la digna postura asumida, se produjo en un espacio bastante más importante que el de la cancha.

Para realizar mejor su labor en ella, para capacitarse a más elevados niveles, para incrementar su dosis de profesionalismo, para ser debidamente respetados como figuras indispensables en este juego, primero es necesario hacerse respetar como personas; y en ese sentido, aparentemente los árbitros han dado un paso importante.

¿Y si al defender sus derechos los futbolistas mexicanos exhibieran algún día la mitad de la dignidad y la solidaridad que como gremio han exhibido los árbitros en el intento de defender los propios?

Entonces, seguramente, mucho avanzaría nuestro futbol.

 
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