foto
La despedida de Matosas
Félix Fernández | 07-12-2014
en CANCHA
compartir por:
La partida voluntaria de Gustavo Matosas generó nostalgia y revuelo mucho antes de su despedida, me atrevería a decir que incluso antes de su segundo título. Porque recordemos que tras ganar al América la Final en el estadio Azteca, hace un año, las dudas sobre su continuidad eran enormes.

Sí, porque Matosas ha marcado al León de por vida, y seguramente el León a él, tal como sucedió con Mohamed en Tijuana, con Mejía Barón en Pumas, con Benhakker en América, con Miloc en Tigres, con La Volpe en Atlante, con Meza en Toluca, con Vucetich en Monterrey o con "Chepo" en Chivas: la plenitud vivida por esas instituciones durante el tiempo que duró esa comunión, es tan difícil de llenar que ni aun con el regreso de ellos mismos se recupera dicha satisfacción. Probablemente de ahí se sabe que segundas partes nunca fueron buenas... y casi todos ellos han caído en la tentación de regresar.

Matosas ha dejado atrás un León inolvidable: en poco tiempo y con muy poco logró lo que muy pocos. Recuerdo muy bien cuando La Volpe, tras aquella campaña con Atlante de la temporada 1991-92, inmediatamente después del ascenso, decía una y otra vez: "ni mis nietos van a ver un equipo que al año siguiente de ascender, logre el superliderato". Sobra decir que este León de Matosas le permitió al propio La Volpe ser testigo de un equipo que marcó época tras el ascenso.

No es fácil ser el valiente que llegue a la Selección española tras la retirada de Del Bosque ni al Barcelona tras la partida de Guardiola, ni al Manchester a cargar con el fantasma de Ferguson o a Boca Juniors para superar a (el primer) Bianchi. Ahí las instituciones tienen un gran problema que consiste en convencer a la afición, los medios y los jugadores más viejos que se vive otra etapa y que no necesariamente debe seguir los mismos lineamientos.

Gustavo Matosas es la novia que todo mundo quiere llevar a su fiesta, un técnico que reúne todo lo que un presidente de futbol requiere: porte, discurso, conocimiento, manejo de grupo, capacidad en el trabajo, improvisación, visión, atrevimiento y espectáculo. Solamente él conoce a fondo sus razones para irse, lo que queda muy claro es que vive una época de vacas gordas en la que no se puede dar el lujo de descansar y, por el contrario, debe demostrar que si abandonó su zona de comfort en León es porque ha decidido tomar el reto para calmar el revuelo de manera exitosa, con una decisión que justifique la nostalgia provocada en el Bajío y a donde podrá regresar cuando lo desee, aunque sólo para comprobar que segundas partes nunca fueron buenas.

 
ffernandez@reforma.com
@Felixatlante12
 
 
 
compartir por:
Estudió la Licenciatura en Pedagogía por la UNAM. Como futbolista participó desde 1986 y hasta el Torneo Verano 2002 con: Toros de Texcoco, Atlante, Atlético Celaya y Puebla. Integró la Selección Nacional desde Mayo de 1993 hasta 1996; mundialista en EU 1994. Se ha desarrollado como articulista del Periódico REFORMA desde 1996.
Resumen Noticioso
¿Quieres recibir en tu e-mail la columna editorial de Félix Fernández?
1 mes2 meses3 meses
Ultimas columnas
La esencia del futbol
29-11-2014
Trampa, picardía y engaño
22-11-2014
Adaptación y evolución de Miguel Herrera
15-11-2014
Rebelión arbitral
08-11-2014
Entre la sanción y el premio para los espontáneos
02-11-2014
Ofertas hacia la afición
25-10-2014
Necaxa vs. Atlante, el primer Clásico
18-10-2014
Reconstrucción
11-10-2014
America y Chivas: realidades opuestas
05-10-2014
Las acusaciones de Caixinha
28-09-2014
El debut de Ronaldinho
20-09-2014
Ronaldinho
14-09-2014
Otras columnas
Fernando Von Rossum
El último cuarto